"Estaba
en una reunión de amigos, con mi familia, pasándola bárbaro,cuando
de repente empecé a sentir una molestia, que al poco tiempo comenzó
a latir hasta que el dolor
se hizo insoportable. Mi esposa y amigos se apiadaron
de mí, y me llevaron a una guardia odontológica.
Con
el dolor que me partía la cabeza en ese momento el facultativo de
impecable delantal blanco
y con la voz un poco ronca; tal vez porque lo desperté.
Me dijo que era la muela del juicio que estaba muy inflamada y por eso
sentía ese exquisito dolor.
Mi
pregunta fue terminante Dr.; lo único que quiero es no sentir más este
dolor que
ni siquiera me deja conducir.
En
ese instante el galeno tomó su recetario y comenzó a prescribirme unos
comprimidos antibióticos,
y analgésicos, que me aliviarían el dolor en un plazo
de 24 horas.
Al
día siguiente fuí a lo de mi odontólogo y le conté lo que me había
pasado.
Él
de inmediato me sacó una radiografía y me dijo que era el tercer molar y
que
tenía una pericoronaritis.
Volvió
a mirar la placa, y me dijo Pancho, la tenemos que extraer porque no
hay lugar para que
erupcione, con eso eliminamos tu problema en forma definitiva.
Acepté no muy convencido pero el que manda en mi boca es él, y
durante
muchos años de su atención jamás tuve problemas.
Me
dió nueva cita para la cirugía, ese día fui acompañado por mi esposa
porque me decía que
estaba muy nervioso (o miedoso). Una vez en el sillón dental
me anestesió como en cualquier otro tratamiento dental y perdí toda
sensibilidad. Al poco
tiempo ya estaba trabajando en mi boca y en unos minutos
me dijo ¡ya está...! acá la tienes tan pequeña y el problema que te
trajo,
ni que fuera un hijo adolescente.
En
ese momento fue cuando sentí un enorme alivio, le di las gracias; hasta
que Maruja
su asistente me dijo cuál era el honorario de "mi dentista."
Hasta
aquí Pancho tuvo suerte, porque los profesionales actuaron en forma
inmediata, cuando esto no sucede y se prolonga demasiado la cita con el dentista las
cosas suelen complicarse. A veces el dolor, y la inflamación puede
deformar la cara del paciente ocasionando trismus (No puede abrir
la boca), entonces hay que indicar antibióticos por vía intramuscular ó
en los casos más graves hay que internar al paciente para que la
medicación la reciba por vía endovenosa; esto
es conocido por el profesional como angina de Ludwig.
Para
evitar esto, el paciente debe realizar un examen clínico radiográfico de
los maxilares para ver si las
muelas del juicio tienen espacio suficiente para salir sin complicaciones.
En
caso de que hubiere el espacio necesario, una buena higiene
dental de la zona garantiza una
erupción
sin complicaciones. |