¿Qué
es el Síndrome de Burnout?
Od.
Marcelo Alberto Iruretagoyena
Se
trata de un Síndrome clínico descrito en 1974 por Freudemberg, psiquiatra,
que trabajaba en una clínica para toxicómanos en Nueva York. Observó que
al año de trabajar, la mayoría de los voluntarios sufría una progresiva
pérdida de energía, hasta llegar al agotamiento, con síntomas de ansiedad
y de depresión, así como desmotivación en su trabajo y agresividad con los
pacientes.
En las mismas fechas, la psicóloga social Cristina Maslach,
estudiando las respuestas emocionales de los profesionales de ayuda,
calificó a los afectados de “Sobrecarga emocional” o
síndrome del Burnout (quemado)
Esta autora lo describió como “un síndrome de agotamiento emocional,
despersonalización y baja realización personal” que puede ocurrir entre
individuos que trabajan con personas.
Incluye:
Agotamiento emocional,
que se refiere a la disminución y pérdida de recursos emocionales.
Despersonalización o deshumanización,
consistente en el desarrollo de actitudes negativas, de insensibilidad y
de cinismo hacia los receptores de servicio prestado.
Falta de realización personal,
con tendencias a evaluar el propio trabajo de forma negativa, con
vivencias de insuficiencia profesional y baja autoestima personal
Síntomas físicos de estrés,
como cansancio y malestar general.
¿Cual
es la etiología del Bernout?
La
atención al paciente es la primera causa de estrés, así como la
satisfacción laboral. El sufrimiento o estrés interpersonal del
profesional se origina por la identificación con la angustia del enfermo y
de sus familiares, por la reactivación de sus conflictos propios y la
frustración de sus perspectivas diagnósticos-terapéuticas con respecto al
padecimiento del enfermo.
La edad
aunque parece no influir en la aparición del síndrome se considera que
puede existir un periodo de sensibilización debido a que habría unos años
en los que el profesional sería especialmente vulnerable a éste, siendo
estos los primeros años de carrera profesional dado que sería el periodo
en el que se produce la transición de las expectativas idealistas hacia la
practica cotidiana, aprendiéndose en este tiempo que tanto las recompensas
personales, profesionales y económicas, no son ni las prometidas ni las
esperadas.
Según el sexo seria principalmente las mujeres el grupo más
vulnerable, quizá en este caso de los sanitarios por razones diferentes
como podrían ser la doble carga de trabajo que con lleva la practica
profesional y la tarea familiar así como la elección de determinadas
especialidades profesionales que prolongarían el rol de mujer.
El estado civil,
aunque se ha asociado el Síndrome más con las personas que no tienen
pareja estable, tampoco hay un acuerdo unánime; parece que las personas
solteras tienen mayor cansancio emocional, menor realización personal y
mayor despersonalización, que aquellas otras que o bien están casadas o
conviven con parejas estables En este mismo orden la existencia o no de
hijos hace que estas personas puedan ser más resistentes al síndrome,
debido a la tendencia generalmente encontrada en los padres, a ser
personas más maduras y estables, y la implicación con la familia y los
hijos hace que tengan mayor capacidad para afrontar problemas personales y
conflictos emocionales; y ser mas realistas con la ayuda del apoyo
familiar.
La turnicidad laboral
y el horario laboral de estos profesionales pueden conllevar para algunos
autores la presencia del síndrome aunque tampoco existe unanimidad en este
criterio; siendo en enfermería donde esta influencia es mayor.
Sobre la antigüedad profesional tampoco existe un acuerdo. Algunos
autores encuentran una relación positiva con el síndrome manifestado en
dos periodos, correspondientes a los dos primeros años de carrera
profesional y los mayores de 10 años de experiencia, como los momentos en
los que se produce un menor nivel de asociación con el síndrome. Naisberg
y Fenning encuentran una relación inversa debido a que los sujetos que más
Burnout experimentan acabarían por abandonar su profesión, por lo que los
profesionales con más años en su trabajo serian los que menos Burnout
presentaron y por ello siguen presentes.
Es conocida la relación entre Burnout y sobrecarga laboral en los
profesionales asistenciales, de manera que este factor produciría una
disminución de la calidad de las prestaciones ofrecidas por estos
trabajadores, tanto cualitativa como cuantitativamente. Sin embargo no
parece existir una clara relación entre el número de horas de contacto con
los pacientes y la aparición de Burnout, si bien si es referida por otros
autores.
También el salario ha sido invocado como otro factor que afectaría
al desarrollo de Burnout en estos profesionales, aunque no queda claro en
la literatura.
Siguiendo a Rafael de Pablo podemos distinguir los siguiente núcleos
etiológicos:
1. El
factor personal
Características
del médico en particular
2.
El factor profesional
Características
específicas de la atención primaria
3.
El
factor empresarial
Características
de los objetivos, organización que se establecen y de los recursos
disponibles.
1. El
factor personal
Hasta que punto hay un desajuste entre nuestras expectativas y la realidad
cotidiana y cual es el grado de adaptación entre esta y aquellas.
Cuando estábamos
en la facultad, teníamos unas expectativas sobre que queríamos conseguir
en la profesión.
Básicamente
teníamos tres tipos de expectativas.
-
Expectativas altruistas: poder ayudar a los que sufren.
-
Expectativas profesionales: ser un profesional competente y ser
considerado como tal.
-
Expectativas sociales: Tener un prestigio social y buenos ingresos
económicos.
Creo que podía
ser interesante analizar brevemente estas expectativas para entender algo
mejor la prevalencia del burnout:
Expectativas altruistas:
A priori , cuando
comentamos nuestro papel como personas que de forma desinteresada ayudan a
la persona que sufre , como única recompensa el gozo de su alivio, pocos
lo negarían.
También sería
difícilmente discutible a priori, el acompañamiento a las cualidades
técnicas, de valores como empatía, ternura, delicadeza, tolerancia,
flexibilidad, respeto... en definitiva de humanismo.
Pero estos
valores con frecuencia de forma sutil y no tal sutil entran en dilema con
los requerimientos que actualmente se nos exige.
Primero es
difícil mantener un equilibrio maduro, entre los aspectos positivos de
estas expectativas y sus aspectos neuróticos. No es difícil pasar la
barrera de la empatía al paternalismo, del humanismo a la dependencia
patológica, de la responsabilidad al perfeccionismo fóbico.
Actualmente se
priman de forma intensa el registro de los aspectos técnicos, el ahorro
económico, que son plausibles, pero según mi opinión tal como se plantean,
con frecuencia entran en colisión con los aspectos humanos. Se observa con
frecuencia la peyorización de estos valores, con frases como paternalista,
fomento de dependencia, falta de control de la demanda. Es frecuente
observar que aquellos médicos que priman sus aspectos humanos, se cargan
de pacientes ,que a demás suelen venirle de los médicos que lo priman
menos ( los pacientes lo tiene mas claro y si que los valoran) , lo que
hace que con frecuencia sus registros y ahorros sean menores y a la larga
sean penalizados por ello. Parecería pues que el sistema no favorecía
estos aspectos humanos, lo que hace caer al profesional en frecuentes
contradicciones.
Expectativas profesionales
Sentirse
competente:
Este sentimiento
se fundamenta en el binomio: Saber lo que hay que hacer y poderlo hacerlo.
EL SABER: La formación
La atención primaria es amplísima “todo lo humano nos interesa”, la oferta
informativa es muy amplia pero quizás poco organizada y en la mayoría de
las ocasiones fuera de la jornada laboral, esto supone una ampliación
encubierta de la jornada y tener que escoger con entre la familia y la
profesión, haciéndote sentir culpable hagas lo que hagas.
EL PODERLO HACER: las condiciones laborales “somos lo que hacemos
diariamente”
Es frecuente que
la alta presión asistencial y la burocratización de las consultas, nos
impidan aplicar plenamente lo aprendido , con lo que se acaba perdiendo,
lo que hace que nos vayamos descapitalizando profesionalmente, reduciendo
nuestra capacidad resolutiva y se vea acompañado de una importante
frustración y sentimiento de minusvalía.
Expectativas sociales
No hace muchos
años el médico era considerado como un profesional de prestigio con una
alta consideración social y un importante estatus económico.
Actualmente raro es el día, que no sale en la prensa una noticia de
negligencia médica, que nos hace sentir en permanente acoso, con noticias
sobre importantes logros médicos que hacen que cotidianamente se nos
exijan milagros terapéuticos y muchos profesionales no sanitarios
medianamente cualificados supera con creces nuestros ingresos, con una
menos responsabilidad. Esto da con frecuencia una sensación de importante
“tomadura de pelo “ con la consiguiente desilusión. La administración nos
responsabiliza del aumento del gasto y los usuarios exigen mas al sistema
a través de nosotros.¡ no gaste!, ¡ cúreme!¡ no cometa errores!
Con frecuencia nos sentimos perseguidos y mal tratados socialmente.
2.
El factor profesional
“Características de la atención primaria”
Trato directo y
continuado con los pacientes y sus familias:
“El goteo
emocional”
Mayor proximidad
al sufrimiento cotidiano.
Mayor implicación
emocional.
Familiaridad.
Difícil mantener la distancia terapéutica.
Gran variabilidad e incertidumbre diagnóstica:
Solapamiento de
lo orgánico y lo funcional.
Síntomas
inicialmente vagos de enfermedades potencialmente graves.
Paso frecuente de
rutinas a dramas.
Campo de actuación muy amplio.
“todo lo humano
nos interesa”
Es fácil tener
lagunas de conocimientos.
Puede haber
situaciones que no sepamos controlar.
Derivación frecuente al especialista.
“es fácil
considerarse o ser considerado de segunda fila”
Por falta de
competencia o de capacidad.
Por una presión
asistencial alta.
Excesiva
burocratización de nuestras consultas.
“de gestores del
sistema a secretarios del mismo”
La excesiva
burocracia nos descapitaliza profesionalmente
disminuyendo
nuestra capacidad resolutiva.
Las altas
expectativas que se formaron con la reforma de la atención primaria y la
creación de los centros de salud, están creando un importante grado de
frustración al no verse cumplidas en un grado adecuado.
Dado el aspecto integral de nuestra especialidad, hace que constantemente
tengamos que defender su sentido y sus competencias
Por lo que estamos en permanente encrucijada de definir nuestro papel en
el sistema sanitario
3.
El factor de organización empresarial
Presión asistencial excesiva Provoca agobios, escaso tiempo de dedicación
al paciente y aumento de posibilidad de cometer errores.
Falta de una
limitación máxima de la agenda asistencial, tanto en consulta de demanda
como en avios a domicilio. No sabes como vas ha terminar el día ni que te
vas a encontrar
Posibilidad de
que se intercalen urgencias no previstas.
Todo esto lleva a
una sensación de trabajo en cadena “lo que te echen” con la consiguiente
falta de control sobre tu trabajo ( importante fuente de estrés )
Burocratización excesiva
Sin un apoyo especifico de un personal auxiliar
Derivación de
burocracia desde la especializada ( nosotros les mandamos enfermos que
deberíamos atender nosotros, y ellos nos mandan papeles que ellos deberían
rellenar).
Estamos perdiendo
el tiempo en labores burocráticas, que se nos debería auxiliar y se nos
quita este tiempo para resolver problemas a los pacientes, teniendo la
sensación de habernos convertidos en los secretarios del sistema (
profesionales de segunda).
Escaso trabajo real de equipo
Después de 15 años todavía sigue sin haber una definición clara (
normatizada) entre los diferentes estamentos no médicos, con lo que al
final lo que no se hace, lo tiene que hacer el médico .Este tema ha creado
y sigue creando importantes tensiones y gasto intensos de energía, por
dejar al voluntarismo y a las buenas intenciones de los componentes del
equipo, la solución del reparto de responsabilidades. Es probable que en
algunos equipos por la sintonía personal de sus componentes y otras
circunstancias, se haya conseguido , pero esta situación es muy frágil e
inestable rompiéndose con facilidad al menor conflicto o por el recambio
lógico de las personas a lo largo del tiempo.
En equipos muy
grandes es fácil que se creen subgrupos, así como también es fácil que se
creen subgrupos por horarios creando diferentes corrientes de opinión.
La excesiva
presión asistencial no permite la existencia de espacios informales de
contacto ( comienzos de jornada, desayuno, final de jornada) entre los
componentes del equipo, que fomenten “una buena atmósfera de grupo”
Todo esto hace
que no se tenga un objetivo común, sino múltiples objetivos, con
frecuencia enfrentados, lo que provoca discusiones estériles y muy
desgastantes , fomentando la competitividad insana ,en lugar de la
colaboración para conseguir un objetivo común (misión
fundamental de un equipo de trabajo).
Secular descoordinación con los especialistas
“Enemistad por desconocimiento”
Desde siempre, no
existen espacios comunes de contacto dentro de la jornada laboral tanto de
primaria como de especializada, lo que provoca con frecuencia plantearse
diferentes objetivos y formas de trabajar, con el consiguiente conflicto
en las formas y en los intereses.
Falta de sintonía con las Gerencias
“Dialogo de sordos”
No hay un
acercamiento y sintonía en los objetivos, que resultan ajenos. Parece
haber un problema de comunicación.
La evaluación no
consigue su principal objetivo, que es la búsqueda de oportunidades de
mejora de la calidad asistencial y aportar al profesional ideas y
herramientas para la mejora en su quehacer.
Una definición de situación estresante sería aquella que se percibe como
indeseable, impredecible e incontrolable.
¿Cómo se desarrolla?
De
forma continua y fluctuante en el tiempo. Según Chernis, el Síndrome se
desarrolla en tres fases evolutivas
En la primera, tiene lugar un disbalance entre las demandas y los
recursos, es decir se trataría de una situación de estrés psicosocial
En la segunda, se
produce un estado de tensión psicofísica
En la tercera, se
suceden una serie de cambios conductuales, consecuencia de un
afronamiento de tipo defensivo y huidizo, que evita las tareas estresantes
y procura el alejamiento personal, por lo que hay una tendencia a tratar a
los pacientes de forma distanciada, rutinaria y mecánica, anteponiendo
cínicamente la gratificación de las propias necesidades al servicio que
presta.
En general el
Síndrome se caracteriza por
Es insidioso:
Se impregna poco
a poco, uno no esta libre un día y al siguiente se levanta quemado, va
oscilando con intensidad variable dentro de una misma persona (sale y se
entra).
Con frecuencia es
difícil establecer hasta que punto se padece el síndrome o simplemente
sufre el desgaste propio de la profesión y donde esta la frontera entre
una cosa y la otra.
Se tiende a negar:
Ya que se vive
como un fracaso profesional y personal.
Son los
compañeros los que primero lo notan; lo que representa un una baza
importante para el diagnostico precoz.
Existe una fase irreversible:
Entre un 5% y 10
% de los médicos, el síndrome adquiere tan virulencia que resulta
irreversible y hoy por hoy la única solución es el abandono de la
asistencia. En la profesión hay bajas.
Por esta razón
merece la pena realizar medidas preventivas ya que con frecuencia el
diagnóstico precoz es complicado y la diferencia entre un simple desgaste
y el síndrome es muy sutil
Importancia para el odontólogo
El S. de Bournout es un importante mediador patogénico que daña la salud
del médico.
Los problemas emocionales de los médicos han sido con frecuencia
ocultados y mal afrontados. Los numerosos estudios revelan, con
contundencia, que las tasas del alcoholismo y adicción a drogas, así como
los conflictos matrimoniales, trastornos psiquiátricos, depresión y
suicidio, son varias veces superiores a las de la población general,
Asimismo, las tasas de morbimortalidad por enfermedad
cardiovascular, cirrosis hepática y accidente de trafico son tres veces
más altas entre los médicos que en la población general.
¿Cómo
se manifiesta?
Manifestaciones mentales
Sentimientos de vacío, agotamiento, fracaso, impotencia, baja autoestima
y pobre realización personal. Es frecuente apreciar nerviosismo,
inquietud, dificultad para la concentración y una baja tolerancia a la
frustración, con comportamiento paranoides y /o agresivos hacia los
pacientes, compañeros y la propia familia.
Manifestaciones físicas
Cefaleas, insomnio, algias osteomusculares, alteraciones
gastrointestinales, taquicardia etc.
Manifestaciones conductuales
Predominio de conductas adictivas y evitativas, consumo aumentado de
café, alcohol, fármacos y drogas ilegales, ausentismo laboral, bajo
rendimiento personal, distanciamiento afectivo de los enfermos y
compañeros y frecuentes conflictos interpersonales en el ámbito del
trabajo y dentro de la propia familia.
¿Se
puede medir?
Si, por medio de cuestionario Maslach, que de forma auto aplicada, mide el
desgaste profesional. Se complementa en 10-15 minutos y mide los 3
aspectos del síndrome: Cansancio emocional, despersonalización,
realización personal. Se consideran puntaciones bajas, por debajo de 34.
Ha sido adaptado en nuestro país por Moreno, Oliver et al.
El cuestionario mas utilizado en la escala de Maslach de 1986. Esta escala
tiene una alta consistencia interna y una fiabilidad cercana al 0,9. Se
trata de un cuestionario auto administrado, constituido por 22 items en
forma de afirmaciones, sobre los sentimientos y actitudes del profesional
en su trabajo y hacia los pacientes.
Escala
de
Maslach
-
Me siento emocionalmente agotado por mi trabajo
-
Me siento cansado al final de la jornada de trabajo
-
Me siento fatigado cuando me levanto por la mañana y tengo que ir a
trabajar
-
Comprendo
fácilmente como se sienten los pacientes
-
Creo que trato a algunos pacientes como si fueran objetos impersonales
-
Trabajar todo el día con mucha gente es un esfuerzo
-
Trato muy eficazmente los problemas de los pacientes
-
Me siento "quemado" por mi trabajo
-
Creo
que influyo positivamente con mi trabajo en la vida de las personas
-
Me he vuelto más insensible con la gente desde que ejerzo esta profesión
-
Me preocupa el hecho de que este trabajo me endurezca emocionalmente
-
Me siento muy activo
-
Me
siento frustrado en mi trabajo
-
Creo que estoy trabajando demasiado
-
Realmente no me preocupa lo que le ocurre a mis pacientes
-
Trabajar directamente con personas me produce estrés
-
Puedo crear fácilmente una atmósfera relajada con mis pacientes
-
Me siento estimulado después de trabajar con mis pacientes
-
He conseguido muchas cosas útiles en mi profesión
-
Me siento acabado
-
En mi trabajo trato los problemas emocionales con mucha calma
-
Siento que los pacientes me culpan por alguno de sus problemas
Preguntas correspondientes a cada escala:
-
Cansancio emocional: 1, 2, 3, 6, 8, 13, 14, 16, 20.
-
Despersonalización: 5, 10, 11, 15, 22.
-
Realización personal: 4, 7, 9, 12, 17, 18, 19, 21.
Existen tres sub-escalas bien definidas, que se describen a continuación:
-
Subescala de agotamiento emocional. Consta de 9 preguntas.
Valora la vivencia de estar exhausto emocionalmente por las demandas del
trabajo. Puntuación máxima 54
-
Subescala de despersonalización. Esta formada por 5 items.
Valora el grado en que cada uno reconoce actitudes de frialdad y
distanciamiento. Puntuación máxima 30
-
Subescala de realización personal. Se compone de 8 items. Evalúa
los sentimientos de autoeficacia y realización personal en el trabajo.
Puntuación máxima 48
Estas tres escalas tienen una gran consistencia interna, considerándose el
grado de agotamiento como una variable continua con diferentes grados de
intensidad:
0 = Nunca
1 = Pocas veces
al año o menos
2 = Una vez al
mes o menos
3 = Unas pocas
veces al mes o menos
4 = Una vez a la
semana
5 = Pocas veces a
la semana
6 = Todos los
días
Se consideran que las puntuaciones del MBI son bajas entre 1 y 33.
Puntuaciones altas en los dos primeros y baja en el tercero definen el
síndrome.
Existen pocos estudios de campo en nuestro país sobre el desgaste entre
los profesionales sanitarios. En casi todos ellos se llega a la conclusión
de que el grado global de desgaste es moderado - elevado, siendo las
facetas de cansancio emocional y falta de realización personal las mas
afectadas.
¿Se puede prevenir?
Vamos ha intentar responder la pregunta que inicialmente planteamos, sin
duda merece la pena un esfuerzo en la búsqueda de soluciones.
Lógicamente vamos
a basarnos en muchos aspecto de lo dicho anteriormente y el planteamiento
de la prevención y manejo del burnout lo vamos a realizar desde una triple
perspectiva:
1-
El
trabajo personal
No podemos plantearnos el manejo del burnout sin abordar nuestro propio
esquema de ver las cosas, sin una modificación propia de actitudes y
aptitudes.
Tendremos que
tener un proceso de adaptación entre nuestras expectativas iniciales con
la realidad que se nos impone, marcándonos objetivos mas realistas, que
nos permitan a pesar de todo mantener una ilusión por mejorar sin caer en
el escepticismo.
Se impone un
doloroso proceso madurativo en el que vamos aceptando nuestros errores y
limitaciones con frecuencia a costa de secuelas y cicatrices en el alma.
Tendremos que
aprender a equilibrar los objetivos de una empresa ,( cartera de
servicios, adecuación eficiente de los escasos recursos disponibles ) ,
pero sin renunciar a lo mas valioso de nuestra profesión ( los valores
humanos ) compatibilizándolo y reforzándolo con lo técnico. Al Cesar lo
que es del Cesar.
Dos puntos importantes:
1.
Sin duda en nuestra profesión el aspecto emocional, querámoslo o
no, seamos conscientes o inconscientes de ello, es fundamental. Tendríamos
que aprender a manejar las emociones, tanto por nuestros pacientes como
por nosotros mismos. Formémonos en las emociones.
2.
En cualquier profesión y mas en medicina, es trascendental equilibrar
nuestra áreas vitales: FAMILIA – AMIGOS – AFICIONES - DESCANSO – TRABAJO,
evitando a toda costa que la profesión absorba estas.
La familia, los
amigos, las aficiones, el descanso, son grandes protectores del burnout
2. El
equipo
Los compañeros de trabajo tiene un papel vital en el burnout:
1. En el
diagnostico precoz: son los primeros en darse cuenta, antes que el
propio interesado.
2. Son una importante fuente de apoyo: son quien mejor nos
comprenden, ya que pasan por lo mismo.
Por el contrario,
cuando las relaciones son malas, contribuyen a una rápida evolución del
burnout.
Por todo esto es
de vital importancia fomentar una buena atmósfera de trabajo:
· Facilitando
espacios comunes no informales dentro de la jornada laboral (del roce nace
el cariño)
· Fomentando la
colaboración y no la competitividad (objetivos comunes).
· Formación de
grupos de reflexión de lo emocional, tanto de las relaciones sanitario-
pacientes, como los aspectos emocionales de las relaciones interpersonales
(en el aspecto laboral) dentro del equipo.
3. Organización
y empresa
A mi entender hay tres conceptos clave tanto para la prevención
empresarial del burnout como para la eficacia de la misma.
FORMACIÓN –
ORGANIZACIÓN – TIEMPO
Entremos en
algunos aspectos:
· Minimizar la
sensación de falta de control y de trabajo en cadena en la asistencia:
- Limitando una
agenda máxima de trabajo: Sabiendo lo que nos podemos encontrar y tener un
ritmo cotidiano de trabajo eficiente.
- Minimizar
imprevistos: organizar las urgencias, de tal forma que no interfiera en el
trabajo planificado.
- Tiempo mínimo
por paciente: ¡10 minutos que menos!
Minimizar la
burocracia:
- Gestores si,
secretarios no.
- Minimizar y
facilitar la burocracia.
- Apoyo de
personal auxiliar.
· Coordinación
con los especialistas:
- Con espacios
comunes libres de asistencia que permitan sesiones conjuntas, comentarios
de pacientes, protocolización conjunta de patología prevalerte.
- Marcarse
objetivos compartidos.
-· Formación
continuada:
- Organizada y
adaptada a las necesidades reales.
- Siempre que sea
posible dentro de la jornada laboral.
· Acortar
distancia con las Gerencias:
- Pacto dialogado
sobre objetivos.
- Evaluación con
feed-bak constructivo con el profesional.
Dos ideas:
-
Departamentos de medicina preventiva con asesoramiento psicológico para
profesionales con síntomas de burnout.
-
Cada 5-7 años de
asistencia, liberar al profesional unos meses de la asistencia, para
formación continuada reglada: doble objetivo , desintoxicar de asistencia
y aumentar su competencia, lo que aumenta su motivación.
Puntos
claves para la prevención del Burnout
-
Proceso personal de adaptación de expectativas a la realidad cotidiana.
-
Formación en
emociones.
-
Equilibrio de
áreas vitales: familia, amigos, aficiones, descanso, trabajo.
-
Fomento de
buena atmósfera de equipo: espacios comunes, objetivos comunes.
-
Limitar a un
máximo la agenda asistencial.
-
Tiempo
adecuado por paciente: 10 minutos de media como mínimo.
-
Minimizar la
burocracia con apoyo de personal auxiliar.
-
Formación
continuada reglada, dentro de la jornada laboral
-
Coordinación
con los especialistas, con espacios comunes y objetivos compartidos.
-
Dialogo
efectivo con las gerencias.
¿Se puede tratar?
La principal dificultad para el tratamiento es la resistencia de los
médicos para admitir ellos mismos problemas emocionales y adoptar el rol
del paciente (peores pacientes). Además por ser pacientes especiales,
reciben un tratamiento de peor calidad, así con menos tiempo de
seguimiento que los pacientes no sanitarios.
Actualmente se
considera una enfermedad profesional. Es responsabilidad compartida,
individual, colegial e institucional, la tarea de mejorar las condiciones
de trabajo del personal sanitario para realizar la tarea clínica a un
nivel óptimo de calidad y de eficiencia. Existe un proyecto programa de
ayuda al médico enfermo, canalizado a través del los colegios de médicos.
Los dos métodos
terapéuticos más eficaces que se conocen son, las técnicas cognitivas
conductuales y la psicoterapia. Ambas, por su complejidad, precisan del
médico
psiquiatra y del psicólogo. |