Valoración
del paciente.
El
dentista muy probablemente, tenga que atender a diabéticos no
diagnosticados o con control deficiente de su enfermedad, y también
a sujetos que reciben tratamiento eficaz. La práctica odontológica
firme incluye la realización de una exploración minuciosa de la
boca y también el interrogatorio médico adecuado. Entre los
signos premonitorios está el antecedente de sed, hambre o
poliuria excesiva, o pérdida o incremento importante de peso en
fecha reciente. En la cavidad bucal signos como xerostomía
inexplicada, candidiasis crónica o intensa, ardor en la lengua,
caries extensas, abscesos múltiples o recurrentes de tipo
periodontal periodontitis de progresión rápida y retraso en la
cicatrización de heridas, pueden obligar a valoración médica.
Sin embargo, a menudo antes de enviar al sujeto a consulta con el
médico sería preferible que el dentista emprendiera algunas
mediciones de glucosa como investigación inicial.
Se
ha recomendado la medición de hemoglobina glucosilada (HBA -1c)
en que la glucosa se liga a la hemoglobina de la sangre y
permanece unida a ella durante la vida del eritrocito. Esta prueba
se había utilizado para la vigilancia del estado diabético
porque permite medir la glucemia en un lapso aproximado
de ocho semanas. Tiene algunas ventajas porque es un método
preciso, relativamente barato, necesita sólo de una visita al
laboratorio y no es necesario obtener sangre con el sujeto en
ayunas. Los límites normales para la hemoglobina glucosilada van
de 5.0 a 8.0 por ciento. Para más información
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Muchos
diabéticos utilizan tiras colorimetrícas reactivas secas con un
medidor de reflectancia para la cuantificación domiciliaria de su
glucemia. Con una microlanceta o aguja se obtienen una o dos gotas
de sangre al pinchar la yema del dedo, mismas que se colocan en la
tira reactiva; el operador valora el nivel de la glucosa y compara
sus resultados en el medidor de reflectancia. La técnica es
sencilla, relativamente barata y con suficiente precisión como
para ser un método de investigación en el consultorio y
monitorear la glucemia en caso de diabéticos controlados antes de
ser sometidos a métodos terapéuticos que quizá alteren la
ingestión de alimentos.
Es
importante recabar información detallada antes de cualquier
tratamiento dental en el diabético diagnosticado. Convendría
conocer el tipo de diabetes y la edad que comenzó, los
medicamentos que recibe y el método de administración, el
cumplimiento de las órdenes médicas y la técnica de monitoreo,
el antecedente de complicaciones diabéticas, los resultados más
reciente de pruebas de laboratorio y el nombre y dirección del médico
tratante. Esta información permite al clínico establecer
relaciones entre el estado bucal y el sistémico de la persona y
saber si se necesita la
consulta con un endocrinólogo. Es prudente consultar con el médico
que atiende a la persona antes de emprender cualquier tratamiento
extenso de la boca. En caso de infección o enfermedad periodontal
amplias en la boca del paciente insulinodependiente pudiera ser
importante recordarle al endocrinólogo que quizá se requiera
disminuir las dosis necesarias de insulina después de eliminación
del proceso infeccioso.
Los
antibióticos con fin profiláctico se usarán sólo en
tratamientos periodontales o quirúrgicos de urgencia para llevar
al mínimo la posibilidad de infecciones postoperatorias y que sea
demasiado lenta la cicatrización. Hay que señalar a los
pacientes la importancia de la buena salud bucal y su relación
con la evolución de su enfermedad sistémica, y de que la
diabetes mal controlada aumente la posibilidad y susceptibilidad a
infecciones de la cavidad bucal y destrucción periodontal
excesiva.
Es
importante imponer a los diabéticos un programa de sostén severo
y con recordatorios frecuentes después del tratamiento dental
hasta que se haya precisado su susceptibilidad a enfermedades
recurrentes de la boca. En su mayor parte el diabético sometido a
control metabólico eficaz puede llevar razonablemente sana en
cuanto a su salud bucal, a condición de que cumpla con los estándares
de fisioterapia eficaz en la boca y acuda puntualmente a sus
citas.
Los
individuos con las formas no insulinodependientes o dependiente
pero con control satisfactorio de sus diabetes pueden ser tratados
igual que personas no diabéticas en lo que toca a métodos
odontológicos comunes. Los procedimientos deben ser breves,
atraumáticos y con el menor grado de estrés posible.
Conviene
que consuman un desayuno normal antes de las citas con el odontólogo
para evitar la hipoglucemia. Son preferibles las citas a primeras
horas de la mañana, porque en ese lapso la concentración de
corticosteroides endógenos suele ser mayor y el organismo tolera
mejor los métodos estresantes.
En
el diabético con control adecuado habrá que incluir
vasoconstrictores junto con los anestésicos locales para asegurar
la anestesia profunda. Sin embargo, es mejor no utilizar
cantidades excesivas de adrenalina para que no aumente la glucemia
y ello se logra al usar un anestésico local que contenga una
concentración no mayor de 1:100.000 de adrenalina, o su
equivalente.
Los
diabéticos insulinodependientes “inestables muestran
fluctuaciones extraordinarias en su glucemia. Tales personas y los
que no cumplen con las recomendaciones médicas o cuyo control es
inadecuado. La hospitalización
es la elección, tiene la ventaja de la vigilancia médica
estricta y la capacidad de ajustar con cuidado la cantidad de
insulina, según se necesiten antes de métodos odontológicos,
durante ellos, y una vez realizados. Además los diabéticos que
tengan complicaciones médicas por su diabetes progresiva
(hipertensión, accidentes cerebro-vascular, cardiopatías
aterosclorótica coronaria, nefropatía o retinopatía) necesitarán
precauciones dentales adecuadas a su estado general.
En
casi todos los casos, el tratamiento odontológico de urgencia
debe ser paliativo en individuos con control deficiente de su
diabetes, hasta que se hayan recibido y llevado a la práctica las
recomendaciones del médico.
A
veces se recetan los glucocorticoides en odontología, para
controlar la hinchazón posquirúrgica, pero es mejor no
utilizarlos en diabéticos, para evitar incrementos indeseables en
la glucemia.
Los
diabéticos con xerostomía no deben fumar ni consumir alcohol, y
no utilizar enjuagues bucales con elevado contenido alcohólico. A
veces se necesita saliva artificial o sustitutivos de este líquido,
en tanto que la candidiasis puede tratarse por medio de antimicóticos
locales como la nistatina y el clotrimazol.
Urgencias
en diabéticos
Las
urgencias agudas en diabéticos pueden surgir en el consultorio
del dentista y algunas de las más frecuentes son las
hipoglucemias o el choque insulínico. También es posible que
haya choque hiperglucémico (coma diabético), pero su aparición
es más lenta y pocas veces de modo repentino. El choque insulínico
aparece cuando la glucemia es de 40 mg/dl o menor, o puede ser
desencadenado en el sujeto insulinodependiente, por ejercicio
excesivo, estrés sobre dosificación de insulina e incapacidad
del individuo para conservar un equilibrio dietético adecuado.
Entre
sus signos y síntomas están confusión mental, cambios
repentinos del ánimo o talante. Sin tratamiento habrá hipotensión,
hipotermia e inconsciencia, que pueden culminar en convulsiones e
incluso la muerte.
El
tratamiento inicial incluye el consumo de carbohidratos como jugos
de naranja, refrescos, caramelos o bebidas de cola y azúcar. Si
no se obtiene respuesta o mejoría habrá que activar el sistema
de alerta de urgencias y transportar al paciente al hospital, a la
sala de urgencias. En mayor parte de los casos el individuo mejora
con dichas medidas en termino de 5 o 10 minutos; en esta ocasión
hay que observarlo con gran cuidado hasta que se estabilice su
estado.
La
crisis hiperglucémica diabética se desarrolla con mayor lentitud
e incluye las características descritas propias del diabético
sin control de su enfermedad. En etapas ulteriores el individuo
puede mostrar desorientación, respirar con mayor rapidez y
profundidad (respiración de Kussmaul), la piel puede estar seca y
caliente y es evidente el típico aliento “Cetónico” o frutal
(aliento a manzana). Puede haber hipotensión profunda y pérdida
de la conciencia (coma diabético). El coma aparece cuando la
glucemia está entre 300 y 600 mg decilitro. El sujeto consciente
debe ser transferido a un hospital. Las medidas en conservación
de las vías respiratorias y la ventilación, y administración
del oxígeno al 100% y de soluciones endovenosas para evitar el
colapso vascular.
Si
el diabético está desorientado, es muy difícil diferenciar
entre hipoglucemia e hiperglucemia, situación que también ocurre
en el diabético inconsciente. En estos casos se inicia el
tratamiento como si se tratara de hipoglucemia, porque el cuadro
puede mostrar deterioro muy rápido y amenazar la vida. La terapéutica
de la hipoglucemia o el choque insulínico es menos invasor y las
cantidades pequeñas de glucosa administradas, no empeoran
significativamente el estado hiperglucémico en caso de que se le
identifique. Es una situación de urgencia en el consultorio
dental será prudente vigilar la glucemia del paciente y para ello
utilizar la tira reactiva seca que sé humedezca con una gota de
sangre obtenida por una pinchazo de la yema del dedo, y la
valoración se hará por la técnica cuantitativa de reflectancia
que se describió. De este modo, que se pueda identificar el tipo
de urgencia diabética del enfermo, y también puede ser útil
para vigilar el restablecimiento después de un estado hipoglucémico. |