Introducción:
La epilepsia es un
trastorno claramente delineado. Es un término utilizado para agrupar una
serie de estados clínicos que se caracterizan por una tendencia a la
aparición, a lo largo del tiempo, de fenómenos paroxísticos denominados
crisis epilépticas.
El sustrato
neurofisiológico de esas crisis epilépticas es una despolarización
súbita, excesiva y desordenada de un grupo de células nerviosas y la
propagación de esa descarga a través del tejido cerebral.
Es importante destacar
que el cerebro humano normal es capaz de producir una convulsión
epiléptica, reunidas a las circunstancias adecuadas.
Una variedad de
alteraciones metabólicas e hidroelectrolíticas, toxinas, alteraciones en
los gases sanguíneos o lesiones cerebrales agudas pueden provocar
convulsiones. Esas crisis epilépticas en pacientes no epilépticos se
suelen denominar convulsiones ocasionales o aisladas y son especialmente
en edad pediátrica el ejemplo más común lo constituyen las convulsiones
febriles.
La epilepsia es una
alteración sumamente frecuente, se ubica segunda en prevalencia después
de las enfermedades cardiovasculares. La incidencia de la epilepsia
entre 0,5 y 1% de la población general.
En líneas generales, el
50% de las epilepsias se manifiestan antes de los 10 años y el 80% antes
de los 20 años.
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Tabla
I Principales causas de convulsiones y epilepsias.
1-Condiciones heredo
familiares.
Incluyen factores genéticos y anormalidades cromosómicas.
2-Defectos de desarrollo
Esclerosis tuberosa,
enfermedad de Sturge-Weber, malformaciones del sistema nervioso central,
infecciones intrauterinas (rubéola, citomegalovirus, toxoplasmosis)
efectos tóxicos de drogas e irradiación.
3-Traumatismo obstétrico.
4-Anoxia cerebral aguda.
5-Traumatismo
craneoencefálico.
6-Infecciones del sistema
nervioso central.
Encefalitis viral,
infección por hongos y bacterias de cerebro y /o meninges, absceso
cerebral, cisteserosis cerebral.
7-Neoplasias del sistema
nervioso central.
8-Trastornos
nutricionales y metabólicos.
Alcoholismos deficiencia
y dependencia de pirodoxina, aminoacidurias, hipoglucemia,
hipomagnesemia, uremia, intoxicación hídrica.
9-Tóxicos
10-Enfermedad cerebro
vascular. Malformaciones arteriovenosas, infartos hematomas intra
craneanos.
11-Trastornos
degenerativos. Enfermedad de Alzheimer enfermedad de Pick.
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Clasificación de las
crisis epilépticas
A-Crisis
simple: Si la
descarga permanece localizada y no afecta en mayor grado estructuras
corticales vecinas, el paciente experimenta una variedad de sensaciones
de las cuales tiene perfecta conciencia y recordación ulterior
B-Crisis
parcial compleja:
Si la descarga tiene un mayor grado de propagación, especialmente a
estructuras límbicas en forma bilateral, la capacidad del paciente de
interactuar con el medio está disminuida, se producen diversos grados de
obnubilación y generalmente no se guarda memoria del hecho
C-Crisis
parcial secundariamente generalizada:
Ambos tipos de crisis parciales, simples o complejas, pueden evolucionar
en una convulsión generalizada con movimientos tónico-clónicos, tónico o
clónicos, si la intensidad y propagación de la descarga son de gran
magnitud.
D-Crisis
parciales con síntomas motores:
Cualquier parte del cuerpo puede ser afectada, de acuerdo con la
localización de la descarga dentro del área motora primaria. Las áreas
con mayor representación cortical, tales como la cara, músculos de la
fonación o porciones dístales de los miembros, son comprometidas con
mayor frecuencia. Estas crisis pueden permanecer restringidas a una
zona determinada o propagarse a áreas corticales vecinas y afectar, en
forma secuencial, las partes correspondientes del cuerpo en lo que se ha
denominado la marcha epiléptica o crisis jacksontana, por ejemplo
las sacudidas musculares pueden comenzar en una hemicara , después de
unos segundos afectar los músculos de la mano, luego los del antebrazo y
el brazo y segundos después afectar el miembro inferior homolateral.
Comúnmente se observan sacudidas de tipo muscular, repetitivas,
asincrónicas o rigidez tónica de uno o varios grupos musculares. En
otras ocasiones la crisis puede producir posturas anormales, tales como
la desviación tónica de los ojos y la cabeza, hacia un lado; estas
crisis, se denominan versivas. Reciben el nombre de adversivas cuando,
la desviación de la cabeza y de los ojos se produce hacia el lado
opuesto al que se origina la descarga
Hecho más frecuente e ipsiversivas cuando la desviación es hacia el mismo lado.
El compromiso de áreas
corticales relacionadas con las funciones motoras del lenguaje pueden
provocar anatria o vocalización normal. Es frecuente observar
inmediatamente después de una crisis parcial motora una paresia
transitoria en la zona afectada. Este fenómeno se conoce como paresia
posictal o parálisis de Todd y es reversible en cuestión de minutos o en
pocas horas.
Crisis con sintomatología
somatosensitiva o de los sentidos especiales:
Las sensaciones más
comúnmente descriptas son el adormecimiento cosquilleo u hormigueo.
En las crisis con
alteración de los sentidos especiales se describen fenómenos ilusorios y
alucinatorios cuya estructuración y complejidad varían según sea
afectada la corteza primaria, la secundaria o sus áreas de asociación.
En las crisis
Visuales se observan
desde alucinaciones simples, no estructuradas , tales como luces o
manchas de colores hasta alucinaciones complejas, estructuradas como
objetos figuras humanas, paisajes o escenas. Algo similar ocurre con el
compromiso de la corteza auditiva, que da lugar a alucinaciones simples
como zumbidos o distorsión de diversos sonidos, o fenómenos más
complejos tales como melodías musicales. Sensaciones de vértigo se han
descrito, con focos epilépticos en los lóbulos temporales. Sensaciones
olfatorias o gustatorias también han sido observadas por la
participación del lóbulo temporal. Habitualmente se trata de olores
desagradables, nauseabundos y poco definidos, en general difíciles de
describir para el paciente.
Crisis con síntomas de
tipo autonómico:
Las manifestaciones más comúnmente halladas son náuseas vómitos,
borborigmos, cólicos abdominales, rubor o palidez, pilo erección,
transpiración o midriasis. Las manifestaciones autonómicas rara vez son
la única expresión del fenómeno epiléptico; lo habitual es encontrarlas
en combinación con síntomas de otras modalidades, especialmente las de
tipo psíquico.
Crisis con sintomatología
psíquica: Se
presenta generalmente con alteración de la conciencia, es decir, en el
contexto de una crisis parcial compleja, pero ocasionalmente puede
aparecer sin alteración de la conciencia y constituyen una crisis
parcial simple. Puede observarse trastornos disfásicos que provocan
diversos tipos de alteración del lenguaje en forma paroxística.
Los síntomas de tipo
dismnésico son muy frecuentes por ejemplo la sensación de experimentar
una situación nueva como ya vivida anteriormente (fenómeno conocido como
deja vu) También se ha descripto la experiencia de recordar extensas
vivencias de la historia personal del paciente, las cuales son revividas
en complejas imágenes, fenómeno conocido como visión panorámica.
Dentro de la esfera
cognitiva son frecuentes las sensaciones de despersonalización,
sensaciones de irrealidad o distorsiones en la percepción del tiempo.
Los síntomas de orden afectivo consisten en sensaciones paroxísticas de
placer o desagrado, miedo intenso o vergüenza, que pueden durar minutos
o varias horas. El más común de estos síntomas afectivos es la sensación
de miedo que suele acompañarse de fenómenos autonómicos tales como
palidez, taquicardia, midriasis, sudoración etc.
Crisis parciales
complejas:
Cuando la crisis parcial progresa hasta el punto de alterar la
conciencia, lo cual implica generalmente un compromiso bilateral de
estructuras límbicas profundas, suelen observarse una serie de conductas
estereotipadas conocidas como automatismos.
Los automatismos pueden
observarse durante una crisis ya sea parcial o generalizada
(automatismos ictales), o en el periodo que sucede en forma inmediata a
la crisis
Cuando la conciencia se
halla profundamente alterada (automatismos posictales) Los automatismos
más frecuentes son los del tipo alimentario (masticación, chupeteo,
deglución.) De la mímica simulando diversos estados de ánimo., gestuales
(movimientos variables tales como abrocharse y desabrocharse un botón),
movimientos manuales, como si se examinara un objeto
Imaginario o se tocará un
instrumento musical, ambulatorios, (en los cuales el paciente deambula
sin rumbo o intención determinada), o verbales (en los que emite
palabras o frases estereotipadas).
Los automatismos tienen
escaso valor localizador y suelen observarse, tanto en crisis parciales
como en generalizadas.
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Tabla II Clasificación
Internacional de Crisis Epilépticas (versión simplificada)
I-Crisis
parciales focales
A-Crisis
parciales simples (con preservación de la conciencia)
I- Con
síntomas motores.
2-Con
síntomas somatosensitivos o de los sentidos especiales.
3-Con
síntomas autonómicos.
4-Con
síntomas psíquicos.
B-Crisis
parciales complejas (con alteración de la conciencia)
C-Crisis
parciales secundariamente generalizadas.
II-Crisis
generalizadas (convulsivas o no convulsivas)
A-Ausencias.
B-Crisis mioclónicas.
C-Crisis clónicas.
D-Crisis tónicas.
E-Crisis
tónico-clónicas.
F-Crisis atónicas
(astáticas)
Crisis generalizadas:
En las crisis
generalizadas el registro EEG demuestra que al comienzo es simultáneo en
ambos hemisferios cerebrales. Este tipo de accesos se pueden manifestar
como alteraciones de la conciencia o fenómenos motores bilaterales.
Se reconocen seis tipos
básicos de crisis generalizadas: ausencias, mioclónicas, tónicas
tónicoclónicas, y atónicas.
Ausencias.
Las ausencias se caracterizan por una alteración leve de la conciencia,
de segundos de duración y de comienzo y terminación brusca. El paciente
durante la ausencia interrumpe la actividad, presenta una mirada vacía y
distante y no responde cuando se le habla. El episodio dura entre 5 y 45
segundos, y una vez terminado el paciente se restablece inmediatamente
sin presentar confusión o somnolencia. En general no hay
recordación del hecho pero el paciente puede percatarse de las ausencias
si esta realizando alguna actividad en la que percibe alguna
interrupción o que ha perdido información de algún tipo.
Frecuentemente durante la
ausencia se observan otros fenómenos asociados tales como pequeños
movimientos clónicos en los párpados, labios o extremidades.
Automatismos de tipo,
alimentario disminución o aumento de tono muscular, o signos de
disfunción autonómica como palidez o midriasis.
Crisis tónico-clónicas.
Las crisis
generalizadas tónico-clónicas, antiguamente conocida como crisis de
granmal, es la máxima expresión del fenómeno epiléptico y el tipo de
crisis generalizada mas frecuente. Se manifiesta por la súbita pérdida
de la conciencia, generalmente sin preaviso, y una violenta contractura
crónica de todos los grupos musculares. Como consecuencia de la
contracción de los músculos respiratorios, se produce una expiración
forzada a través de la glotis contraída lo cual puede ocasionar un
sonido conocido como grito epiléptico. El paciente cae pesadamente en el
suelo y yace rígido.
A causa de la contractura
muscular continua se produce una parálisis respiratoria con cianosis
posterior. Es frecuente observar mordedura de la lengua, o los
carrillos. Esta fase inicial se conoce como fase tónica y dura
generalmente entre 30 o 90 seg. A continuación comienzan a observarse
sacudidas de tipo muscular en las extremidades que al comienzo se
esbozan como un temblor de poca amplitud que evoluciona a amplias
sacudidas sincrónicas de las cuatro extremidades. En este período se va
restableciendo la respiración, y se comprueban entre las sacudidas
clónicas movimientos respiratorios irregulares bruscos y con ronquidos.
El paciente continúa cianótico y suele haber abundante producción de
saliva y secreciones respiratorias altas de aspecto espumoso y color
blanquecino o Rosado o bien de un aspecto sanguinoliento si hubo
mordedura de lengua. Las sacudidas musculares se van haciendo cada vez
más esporádicas, menos amplias y menos sincrónicas, hasta que
desaparecen por completo. Esta segunda fase se conoce como clónica y
constituye la última parte de la crisis.
El paciente, después de
la última sacudida clónica, permanece en coma profundo, sin respuesta al
dolor, con respiración superficial, del cual lentamente se recupera. En
este período suele producirse la relajación de los esfínteres que da por
resultado una incontinencia urinaria o fecal. Es la llamada fase
postical. Una vez que el paciente se despierta, suele percibir cefalea,
bradisquia y dolores musculares. Generalmente no hay recuerdo de lo
sucedido. Si el paciente se encontraba solo, la presencia de una
convulsión puede deducirse por el hallazgo de una mordedura de la lengua
o una incontinencia urinaria o los dolores musculares.
Crisis mioclónicas:
Las crisis mioclónicas constituyen breves sacudidas musculares, aisladas
o en salvas irregulares que pueden afectar diversos grupos musculares,
generalmente en forma simétrica. Varían en intensidad de movimientos
apenas perceptibles de los músculos faciales o de los miembro superiores
hasta violentos
Espasmos musculares
generalizados. Frecuentemente ocurren a poco de despertar o en períodos
de somnolencia, o bien pueden ser inducidas por ciertos movimientos o
por estimulación luminosa intermitente.
Crisis clónicas:
Las crisis clónicas generalizadas, se caracterizan por la ausencia de la
fase tónica inicial, con movimientos clónicos desde el inicio.
Suelen ser más
prolongadas que las crisis tónico clónicas y tienen una fase posictal
más breve. Se ven preferentemente en niños.
Crisis tónicas:
Consisten en una brusca contractura muscular que fija al paciente en
determinada postura por unos segundos, de acuerdo con los grupos
musculares afectados. Se suele observar flexión de la cabeza con
extensión de los miembros superiores cabeza cuello y tronco. Su
intensidad es variable, y a veces casi imperceptible. Se ven con más
frecuencia durante el sueño.
Crisis atónicas
(astáticas):
Son producidas por una brusca disminución del tono muscular.
Generalmente están
afectados músculos posturales, lo cual determina una caída de la cabeza
hacia adelante; si el compromiso es mayor y el paciente se encontraba de
pié, éste puede caer bruscamente al suelo.
En estos caso se aflojan
de forma súbita los miembros inferiores y la persona caé de bruces con
serio riesgo de sufrir lesiones faciales. La conciencia parece no
alterarse y el paciente permanece inmóvil en el suelo por unos segundos,
para luego recuperarse en forma inmediata.
Estas crisis pueden tener
una alta frecuencia en los pacientes afectados, generalmente niños, y
son muy invalidantes puesto que a menudo derivan en roturas de piezas
dentales o cortes en la región facial, muchos casos requieren el uso de
protectores.
Debe destacarse que el
diagnóstico correcto de las crisis que el paciente presenta tiene gran
importancia ya que los criterios de selección de las distintas drogas
antiepilépticas están basados en el tipo de crisis más que en el tipo de
epilepsia.
Es decir que para
distintos tipos de crisis, existen drogas más efectivas que otras
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Tabla III Clasificación
Internacional de las Epilepsias (versión simplificada)
1-Epilepsias vinculadas a
localización (parciales o focales)
1-1 Idiopáticas.
Epilepsia benigna de la
infancia con espigas centro temporales.
1-2 Sintomáticas.
Incluyen un extenso grupo
de epilepsias focales de causa conocida.
1-3 Criptogenéticas.
Incluyen a las epilepsias
focales, presumiblemente sintomáticas, pero de causa no determinable.
2-Epilepsias
generalizadas
2-1.Idiopáticas
Ausencia infantil (petit
mal)
Ausencia juvenil.
Epilepsia juvenil
mioclónica
Epilepsia con crisis de
gran mal.
2-2. Citopatogénicas o
sintomáticas
Síndrome de West
(espasmos infantiles)
Síndrome de Lennox-Gastaut.
Epilepsia astático-mioclónica.
3-Síndromes especiales.
3-1. Convulsiones
febriles.
Convulsiones aisladas
Convulsiones secundarias a trastornos tóxicos o metabólicos
(alcoholismo, drogas, eclampsia, etc.)
Estado de Mal Epiléptico.
El estado del mal
epiléptico constituye una situación en la cual una crisis epiléptica se
repite en forma continua o es tan prolongada que crea una condición
epiléptica.
Existen tantas formas de
estado de mal como tipos de crisis epilépticas, por ejemplo un estado de
mal parcial complejo. Es sin embargo, el estado de mal tónico clónico o
convulsivo la forma más importante no solo por su frecuencia sino
también por su gravedad y constituye una emergencia médica.
Arbitrariamente, se considera como estado de mal convulsivo a una crisis
que se prolonga por más de 30 minutos o una sucesión de crisis tan
seguidas que no permiten la recuperación de la conciencia entre ellas.
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Durante la consulta puede
ocurrir que el paciente comience con episodios de convulsiones, en la
mayoría de los casos no han tomado las drogas antiepilépticas ( por
circunstancias económicas o culturales). Es preciso saber que el
desencadenante de las convulsiones puede ser la situación de estrés
generada solo por la entrevista odontológica. Es conveniente que el
práctico general evalúe junto con el Neurólogo la posibilidad de una
sedación con benzodiacepinas para realizar la práctica dental.
La observación de la
conducta del paciente durante la entrevista nos puede hacer inferir en
la posibilidad de un ataque por los siguientes síntomas prodrómicos
tales como: epigastralgias, síndrome vertiginoso o sensación de
extrañeza. Estos síntomas son de valor ambiguo que depende la
mayoría de las veces de una buena comunicación y relación con el
paciente.
Conducta a seguir cuando
se producen las convulsiones.
A- Mantener las vías
aéreas expeditas (evitar la aspiración de vómito o sangre inclinando la
cara hacia uno de los lados).
B- Aflojar la ropa del
paciente y elevar las piernas (trendelembur), esto permite un buen
retorno venoso mejorando la circulación sanguínea. En ningún momento
tratar de detener el movimiento de las extremidades.
C- Tratar de evitar el
traumatismo craneano sosteniendo suavemente la cabeza y con un pañuelo
evitar que se muerda los labios ( no usar elementos metálicos o de otro
tipo para introducirlos en la boca).
D- En término de 30 a 60
segundos la crisis desaparece, el paciente generalmente no recuerda lo
sucedido, se encuentra adolorido, angustiado y confundido. Pero si la
crisis se repite varias veces con latencia de unos minutos o a veces no
recobra el conocimiento entre las crisis, se debe llamar a la urgencia
médica porque el paciente se encuentra en “estado de mal”.
(Pudiendo desencadenar lesiones neurológicas irreversibles).
E- A veces sucede que
durante la charla previa al tratamiento dental el paciente muestra
ausencias por unos segundos (no responde a nuestro mandato) como si
estuviera distraído este cuadro se conoce como “ petit mal”.
Es recomendable la interconsulta con Neurología, porque en la mayoría de
los casos progresan hacia las crisis complejas.
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El
uso de drogas
antiepilépticas es la principal forma de tratamiento del paciente
epiléptico. Existen seis drogas básicas de primera elección:
-
Carbamazepina (Tegretol
R)
-
Valproato (Depakene
R, Logical R, Pragmaten R)
-
Difenilhidantoína (Epamin
R, Lotoquis simple R)
-
Etosuximida (Zarontin R)
-
Fenobarbital.
-
Primidona (Mysoline R)
Existen otros drogas que
se asocian como coadyuvante del tratamiento anticonvulsionante. La más
usada es el Clonazepan (Rivotril R).
Carbamazepina
Acción terapéutica.
Anticonvulsivo,
antineurálgico.
Propiedades.
Derivado tricíclico del
iminostilbeno. Estructuralmente es similar a fármacos psicoactivos (imipramina,
clorpromazina y maprotilina) y comparte algunas características
estructurales con los anticonvulsivos (fenitoína, clonazepam y
fenobarbital). Se desconoce el mecanismo exacto de su acción
anticonvulsiva; puede deprimir la actividad del núcleo ventral anterior
del tálamo, pero el significado no está completamente establecido. Como
antineurálgico puede actuar en el SNC disminuyendo la transmisión
sináptica o la suma de la estimulación temporal que da lugar a la
descarga neuronal. Estimula la liberación de hormona antidiurética.
Otras acciones secundarias descriptas: anticolinérgica, antidepresiva,
inhibidora de la transmisión neuromuscular y antiarrítmica. La absorción
es lenta y variable, pero se absorbe casi completamente en el tracto
gastrointestinal. Su unión a las proteínas es muy alta (55% a 59% en
niños, 76% en adultos). Se metaboliza en el hígado y un metabolito, la
carbamazepina-10,11-epóxido, tiene actividad anticonvulsiva,
antidepresiva y antineurálgica.Su comienzo de acción como anticonvulsivo
varía entre días y meses, lo que depende de cada paciente debido a la
autoinducción del metabolismo; el alivio del dolor en la neuralgia del
trigémino varía entre 24 y 72 horas. Se elimina 72% por vía renal (3%
como fármaco inalterado).
Indicaciones.
Epilepsia. Tratamiento de
las crisis convulsivas parciales con sintomatología simple o compleja,
crisis convulsivas tónico-clónicas generalizadas (gran mal), crisis
convulsivas mixtas. Anticonvulsivo de primera elección. Neuralgia del
trigémino.
Dosificación.
Dosis para adultos: como
anticonvulsivo: inicial: 200mg dos veces el primer día, con incrementos
de hasta 200mg al día en intervalos semanales, hasta obtener la
respuesta óptima; mantenimiento: 800mg a 1,2g/día; dosis máxima:
pacientes de 12 a 15 años: 1g/día; mayores de 15 años: 1,2g/día.
Antineurálgico: inicial: 100mg, dos veces el primer día, con aumento de
hasta 200mg en días alternos en fracciones de 100mg cada 12 horas hasta
aliviar el dolor; mantenimiento: 200mg a 1,2g/día en varias tomas; dosis
máxima: 1,2g/día. Dosis pediátricas: niños de hasta 6 años: 10mg a 20mg/kg/día,
repartidos en dos o tres tomas; mantenimiento: 250mg a 350mg/día, sin
superar 400mg/día; niños de 6 a 12 años: 100mg dos veces el primer día,
con aumento de hasta 100mg/día con intervalos semanales hasta obtener la
respuesta óptima; mantenimiento: 400mg a 800mg/día. La dosificación no
debe superar, en general, 1g/día. Siempre que sea posible, la dosis
diaria total debe repartirse en 3 o 4 tomas.
Reacciones adversas.
En pacientes que
presentan letargo, debilidad, náuseas, vómitos, confusión u hostilidad,
anomalías neurológicas o estupor debe sospecharse hiponatremia. Son de
incidencia más frecuente: visión borrosa, cefalea continua, aumento de
la frecuencia de crisis convulsivas, somnolencia y debilidad. Raramente:
bradicardia, respiración dificultosa, disartria, rigidez, temblor,
alucinaciones visuales, heces pálidas, hemorragias o hematomas, fiebre,
adenopatías, linfadenopatías y parestesias. Signos de sobredosis: mareos
severos, somnolencia severa, taquicardia, depresión respiratoria, crisis
convulsivas, temblores o contracciones. Rash cutáneo o prurito.
Precauciones y
advertencias.
Se tendrá precaución al
conducir o manejar maquinarias o al realizar trabajos que requieran
atención y coordinación. En pacientes
diabéticos pueden incrementarse las concentraciones de azúcar en orina.
Los pacientes de edad avanzada pueden ser más sensibles que los jóvenes
a la confusión o agitación, bloqueo cardíaco auriculoventricular o
bradicardia inducidos por la carbamazepina. Los
efectos leucopénicos y trombocitopénicos pueden dar mayor incidencia de
infección microbiana, retraso en la cicatrización y hemorragia gingival.
Interacciones.
El
paracetamol puede incrementar el riesgo de hepatotoxicidad y disminuir
los efectos terapéuticos de esta droga. Puede disminuir el efecto de los
corticosteroides debido al aumento del metabolismo de éstos. Se estimula
el metabolismo hepático de las xantinas (teofilina, aminofilina), pueden
disminuir los efectos de los anticoagulantes derivados de la cumarina
por inducción de la actividad enzimática microsómica hepática.
Disminución de las concentraciones séricas y reducción de las vidas
medias de eliminación de primidona, ácido valproico, barbitúricos,
benzodiazepinas o anticonvulsivos del grupo succinimida o hidantoína. Se
potencian los efectos depresores sobre el SNC con el uso simultáneo de
antidepresivos tricíclicos, haloperidol, loxapina, fenotiazinas o
tioxantenos. Los inhibidores de la anhidrasa carbónica pueden hacer que
aumente el riesgo de osteopenia. La cimetidina puede aumentar la
concentración plasmática de carbamazepina. Aumenta el metabolismo y por
lo tanto disminuyen los efectos terapéuticos de
ciclosporina,anticonceptivos orales que contengan estrógenos,
dacarbazina, glucósidos digitálicos, estrógenos, levotiroxina,
mexiletina y quinidina. Pueden inhibir el metabolismo de la
carbamazepina el danazol, diltiazem, eritromicina, dextropropoxifeno o
verapamilo. En pacientes tratados con dosis elevadas de mebendazol se ha
demostrado que disminuyen las concentraciones plasmáticas de
carbamazepina. El uso de IMAO ha dado lugar a crisis hiperpiréticas,
crisis hipertensivas y convulsiones severas.
Contraindicaciones.
Crisis de ausencia
atípicas o generalizadas. Crisis atónicas. Crisis convulsivas
mioclónicas, bloqueo A-V, antecedentes de depresión de la médula ósea.
Deberá evaluarse la relación riesgo-beneficio en presencia de embarazo,
lactancia, diabetes mellitus, glaucoma, disfunción hepática o renal y
reacciones hemáticas adversas por otros medicamentos.
Valproico ácido
Acción terapéutica.
Anticonvulsivo.
Propiedades.
No se conoce con
exactitud su mecanismo de acción, pero se piensa que está relacionado
con un aumento directo o secundario de las concentraciones del
neurotransmisor inhibidor GABA (ácido gammaaminobutírico), causado
posiblemente por la disminución de su metabolismo o su recaptación en
los tejidos cerebrales. Tiene una absorción rápida en el tracto
gastrointestinal, que se retrasa ligeramente cuando se ingiere con
alimentos. En concentraciones séricas terapéuticas por encima de 50mg/ml
su unión a proteínas es de 90%; en la medida que aumenta la
concentración la fracción
libre se hace mayor, y así aumenta el gradiente de concentración en el
cerebro. Su metabolismo es fundamentalmente hepático. La vida media es
muy variable, de 6 a 16 horas, y las concentraciones
séricas terapéuticas
varían de 50mg a 100mg/ml. Se elimina por vía renal principalmente como
conjugado glucurónico y en pequeñas cantidades por heces y aire
espirado. Atraviesa la placenta y se excreta en la leche materna.
Indicaciones.
Tratamiento
de la epilepsia (crisis de ausencia, pequeño mal). Como coadyuvante en
el tratamiento de las crisis mixtas de epilepsia.
Dosificación.
La dosis usual para
adultos es 5mg a 15mg/kg/día por vía oral, la dosis se aumenta cada
semana 5mg a 10mg/kg/día según tolerancia, hasta un máximo de 60mg/kg/día.
La dosis usual pediátrica (para niños de 1 a 12 años) es 15mg a 45mg/kg/día
Reacciones adversas.
Hepatotoxicidad grave o
mortal (mayor riesgo en niños que reciben otros anticonvulsivos en forma
simultánea), calambres abdominales, alteraciones intestinales, diarrea,
temblores, náuseas, vómitos, rash cutáneo,
hemorragias o hematomas por trombocitopenia o inhibición de la
agregación plaquetaria, somnolencia.
Precauciones y
advertencias.
Su administración debe
ser cuidadosa en niños (tienen mayor riesgo de desarrollar
hepatotoxicidad grave), en presencia de discrasias sanguíneas,
enfermedad cerebral orgánica, enfermedad hepática y disfunción renal.
Se debe tener precaución si se requiere
cualquier tipo de cirugía, tratamiento dental o de emergencia por la
posible prolongación del tiempo de sangría. No se recomienda la
ingestión de alcohol u otros depresores del SNC. Cuando hubiere que
suspender su administración la dosis debe reducirse en forma gradual, ya
que la suspensión repentina puede precipitar la crisis o el status
epiléptico. En caso de utilizar el ácido valproico para reemplazar o
suplementar otra terapéutica anticonvulsiva, la dosificación se debe
aumentar en forma gradual, a la vez que se disminuye la otra medicación
con el objeto de mantener el control de la crisis. La vida media puede
alargarse considerablemente en pacientes con disfunción hepática y en
niños menores de 18 meses. Se recomienda, antes
del tratamiento y periódicamente durante éste, hacer determinaciones del
tiempo de sangría, recuento sanguíneo y de plaquetas, determinaciones de
la función hepática y renal.
Interacciones.
La
hipoprotrombinemia inducida por el ácido valproico puede aumentar la
actividad de los derivados de la cumarina e indandiona, y aumentar el
riesgo de hemorragias en pacientes que reciben heparina o trombolíticos.
El uso simultáneo con antidepresivos tricíclicos, haloperidol,
inhibidores de la monoaminooxidasa y fenotiazinas puede potenciar la
depresión del SNC y disminuir el umbral convulsivo. La administración
con medicamentos hepatotóxicos puede aumentar el riesgo de
hepatotoxicidad. La asociación con fenitoína puede dar lugar a crisis
convulsivas imprevistas o
a toxicidad por esta droga por interferir en su unión a las proteínas.
El uso junto con carbamazepina puede dar lugar a menores concentraciones
séricas y menor vida media de ésta, por aumento del metabolismo inducido
por la actividad de las enzimas microsómicas hepáticas. El uso
simultáneo con barbitúricos o primidona puede aumentar las
concentraciones séricas de estos medicamentos debido al desplazamiento
de las uniones a proteínas con el consiguiente riesgo de toxicidad
neurológica y depresión del SNC.La administración con inhibidores de la
agregación plaquetaria puede aumentar el riesgo de hemorragias.
Contraindicaciones.
Disfunción hepática
severa, embarazo (puede producir anomalías en el tubo neural en el
feto).
Difenilhidantoína
Acción terapéutica.
Anticonvulsivo.
Antiepiléptico. Antiarrítmico.
Propiedades.
La difenilhidantoína (fenitoína)
ejerce un efecto estabilizador sobre las membranas excitables de
diversas células, incluso neuronas y miocitos cardíacos. Puede reducir
los flujos de reposo del Na+ así como las corrientes de éste que fluyen
durante los potenciales de acción o la despolarización inducida
químicamente. La capacidad de la fenitoína para reducir la duración de
las posdescargas y limitar la propagación de la crisis es más
pronunciada que su efecto sobre el umbral de estimulación; o sea que
puede prevenir la diseminación del foco más que abolir su descarga
convulsiva. Las características farmacocinéticas de la fenitoína están
afectadas por su limitada solubilidad en agua y por la eliminación
dependiente de la dosis. La absorción luego de la administración oral es
lenta, variable y en ocasiones incompleta. Se han detectado diferencias
significativas en la biodisponibilidad de los distintos preparados
farmacéuticos orales. Las concentraciones plasmáticas máximas, luego de
una dosis, pueden ocurrir entre las 3 y 12 horas.La absorción lenta
durante la medicación crónica reduce las fluctuaciones entre dosis. La
fenitoína se une a las proteínas, en especial la albúmina, en 90%. La
concentración en LCR es similar a la plasmática; 95% de la fenitoína se
metaboliza en el retículo endoplasmático liso hepático, y el
metabolito más abundante
es inactivo. Cuando las concentraciones plasmáticas son inferiores a
10mg/ml la eliminación sigue un ritmo exponencial (primer orden) y la
vida media varía entre 6 y 24 horas. Si las concentraciones son más
elevadas, la eliminación depende de la dosis y la vida media plasmática
se alarga (60 horas), debido tal vez a que la reacción de hidroxilación
se aproxima a la saturación. En un mínimo porcentual de individuos se ha
detectado una limitación genéticamente determinada de la capacidad de
metabolización de la fenitoína.
Indicaciones.
Tratamiento de base de
las convulsiones tónico-clónicas (gran mal epiléptico), parciales,
simples y complejas (lóbulo temporal). Estado de mal epiléptico
resistente a diazepam. Prevención y tratamiento de las convulsiones que
ocurren durante o después de la neurocirugía o traumatismos craneanos
severos. Tratamiento de segunda línea, luego de
la carbamazepina, en la neuralgia del trigémino. Arritmias
cardíacas, específicamente las causadas por digital.
Dosificación.
Las dosis deben ser
individualizadas ya que puede haber una gran variabilidad en los niveles
séricos con dosis equivalentes. El tratamiento debe comenzar con dosis
pequeñas y con aumentos graduales, hasta que se adquiere el control de
las convulsiones o aparece algún efecto tóxico. En varios casos es
necesario determinar los niveles plasmáticos para una dosificación
exacta; los niveles séricos clínicamente efectivos por lo general son
10mg a 20mg/ml, aunque en algunos casos se controlan los niveles séricos
menores. Se requiere de 7 a 10 días para alcanzar el estado de meseta o
equilibrio en las concentraciones sanguíneas. Adultos: 3mg a 4mg/kg/día.
Dosis de mantenimiento: 200mg a 500mg/día en una o varias tomas. Niños:
dosis inicial: 5mg/kg/día con un máximo de 300mg/día. Dosis de
mantenimiento: 4mg a 8mg/kg/día. Neonatos: dosis según niveles séricos.
Reacciones adversas.
Sistema nervioso central:
la mayoría de las manifestaciones colaterales de la terapéutica con
fenitoína se han observado en este sistema y están relacionadas con las
concentraciones sanguíneas. Nistagmo (@ 20mg/ml), ataxia (30mg/ml) y
confusión mental (49mg/ml). Mareos, insomnio, nerviosismo transitorio,
temblor y cefaleas. Discinesias (corea, distonía, temblor). Disfunción
cerebral irreversible.Neuropatía periférica. Tracto gastrointestinal:
náuseas, vómitos, constipación. Piel y mucosas:
rash morbiliformes o escarlatiniformes, a menudo con fiebre. Más
raramente: dermatitis ampollar, exfoliativa y purpúrica; lupus
eritematoso, síndrome de Stevens-Johnson, necrólisis epidérmica tóxica.
Tejido conectivo: engrosamiento labial, hiperplasia gingival (20% del
total de pacientes tratados con hidantoínas) hirsutismo y enfermedad de
Peyronie. Hematológicos: trombocitopenia,
leucopenia, granulocitopenia, agranulocitosis, pancitopenia y aplasia
medular.
Desarrollo de
linfadenopatía (local y general), que incluye hiperplasia nodular
benigna, linfoma, seudolinfoma y enfermedad de Hodgkin. Otros: lupus
eritematoso sistémico, poliartritis, hepatitis tóxica, poliarteritis
nodosa, poliartropatía y anormalidades de las inmunoglobulinas.
Precauciones y
advertencias.
En pacientes epilépticos
la suspensión brusca de la fenitoína puede precipitar un estado de mal
epiléptico; cuando la droga deba reducirse, suspenderse o reemplazarse
por otro antiepiléptico la disminución debe ser hecha en forma gradual.
En pacientes con insuficiencia hepática debe reducirse la dosis para
evitar la acumulación y toxicidad. En caso de uremia se reduce la unión
a proteínas
plasmáticas de la
fenitoína, por lo que debe reducirse la dosis de ésta. Debe cuidarse la
administración de fenitoína en mujeres en edad fértil, por el riesgo de
embarazo con posibles malformaciones. Lactancia: pequeñas cantidades de
fenitoína se excretan en la leche materna.
Interacciones.
Drogas que aumentan los
niveles séricos de hidantoína: cloramfenicol, sulfonamidas, dicumarol,
disulfiram, isoniazida, cimetidina y fenilbutazona. Drogas que
disminuyen los niveles séricos de hidantoína: carbamazepina y alcohol en
forma crónica. Drogas que pueden aumentar o disminuir los niveles
séricos de hidantoína: fenobarbital, ácido valproico, ciertos
antiácidos. Drogas cuyo efecto es disminuido
por la hidantoína: corticosteroides, dicumarol, anticonceptivos
orales, quinidina y vitamina D. Drogas cuyo
efecto puede ser aumentado o disminuido por la hidantoína: warfarina.
La determinación sanguínea de la fenitoína es particularmente útil
cuando se sospecha una interacción medicamentosa.
En cuanto a situaciones con las pruebas de
laboratorio la fenitoína puede causar un aumento de los niveles séricos
de glucosa, fosfatasa alcalina, gammaglutamiltranspeptidasa y disminuir
los niveles séricos de calcio y ácido fólico.
Contraindicaciones.
Embarazo: se ha descripto
un aumento de la incidencia de malformaciones congénitas con varios
anticonvulsivos y en particular con la hidantoína. Entre ellas se
incluyen: labio leporino, hendidura palatina, malformaciones cardíacas y
el síndrome fetal por hidantoína (microcefalia, déficit de crecimiento
prenatal y deficiencia mental). Hipersensibilidad a la hidantoína.
Etosuximida
Acción terapéutica.
Anticonvulsivo.
Propiedades.
Se piensa que los
anticonvulsivos del grupo succinimida actúan aumentando el umbral de
descarga de la crisis y suprimiendo el patrón paroxístico de espiga-onda
de tres ciclos por segundo, que se observa en las crisis de ausencia
(pequeño mal). La frecuencia de los ataques se reduce al estar
disminuida la transmisión nerviosa en la corteza motora. Pueden estar
implicados el transporte de glucosa en el cerebro y una disminución de
los metabolitos intermedios del ciclo de Krebs. La absorción es rápida y
completa y su unión a las proteínas no es significativa. Se elimina por
vía renal entre 10% y 20% en forma inalterada.
Indicaciones.
Tratamiento de las crisis
de ausencia (pequeño mal).
Dosificación.
Adultos: 250mg dos veces
por día; la dosis se aumenta 250mg adicionales al día cada 4 a 7 días,
hasta controlar la crisis convulsiva o hasta una dosis diaria total de
1,5g. Niños: hasta 6 años 250mg una vez al día, aumentando 250mg/día
cada 4 a 7 días, hasta el control de la crisis convulsiva o hasta una
dosis máxima de 1g/día; mayores de 6 años: dosificación del adulto.
Reacciones adversas.
Rash cutáneo o prurito,
cambios en el estado de ánimo, hemorragia o
hematomas no habituales, cefalea, anorexia, náuseas y vómitos,
mareos, somnolencia y cansancio.
Precauciones y
advertencias.
Tomar la medicación con
comida o leche para evitar la irritación gástrica.
Los efectos leucopénicos y trombocitopénicos
pueden aumentar la incidencia de infecciones microbianas, retraso en la
cicatrización y hemorragia gingival.
Interacciones.
Los antidepresivos
tricíclicos, inhibidores de la MAO, fenotiazinas, pimozida y loxapina
pueden disminuir el umbral convulsivo, potenciar la depresión del SNC y
disminuir los efectos anticonvulsivos. Disminuyen las concentraciones
séricas de la carbamazepina y de la etosuximida. El uso simultáneo con
haloperidol puede producir un cambio en la frecuencia de las crisis
epileptiformes. En pacientes en tratamiento con ácido fólico pueden
aumentar las necesidades de esta droga.
Contraindicaciones.
La relación
riesgo-beneficio debe evaluarse en discrasias sanguíneas, disfunción
hepática o renal severas. Embarazo.
Primidona
Acción terapéutica.
Anticonvulsivo.
Propiedades.
La primidona es un
barbitúrico antiepiléptico que como el fenobarbital deriva de la
pirimidina. En animales la primidona eleva el umbral convulsivo químico
y eléctrico. Su mecanismo de acción es desconocido. Los metabolitos de
la primidona, fenobarbital y feniletilmalonamida (PEMA), poseen efectos
anticonvulsivos selectivos principalmente en el gran mal (epilepsia
mayor). Su
absorción digestiva es
escasa pero difunde facilmente al plasma y tejidos, Su ligadura protéica
es nula y su vida media es prolongada (10 horas) sufre
biotransformación
metabolica hepatica y por oxidación se transforma en fenobarbital.
Indicaciones.
Sola o con otros
anticonvulsivos en el control del gran mal, convulsiones epilépticas
focales y psicomotoras. Puede controlar las convulsiones del gran mal
refractarias a otros
anticonvulsivos. Se ha usado como coadyuvante en el control del temblor
esencial.
Dosificación.
Mayores de 8 años que no
han recibido tratamiento previo: días 1 a 3, 100 a 125mg a la hora de
dormir; días 4 a 6, dos tomas de 100 a 125mg; días 7 a 9, tres tomas de
100 a 125mg; día 10 y mantenimiento, tres tomas de 250mg. Dosis máxima
1.500mg, cada toma no puede ser mayor de 500mg. Menores de 8 años: días
1 a 3, 50mg a la hora de dormir; días 4 a 6, dos tomas de 50mg; días 7 a
9, dos tomas de 100mg; día 10 y mantenimiento: tres tomas de 125mg,
hasta un máximo de tres tomas de 250mg. Cuando el paciente está
recibiendo otra medicación, debe seguirse el esquema anterior, pero
reduciendo simultáneamente la dosis de la otra droga. Si el objetivo es
el tratamiento con primidona sola, la otra droga no debiera retirarse
totalmente antes de dos semanas de transición.
Reacciones adversas.
Ataxia y vértigo son las
reacciones adversas más comunes y tienden a desaparecer con la
continuación del tratamiento. Ocasionalmente: náuseas, anorexia,
vómitos, fatiga, trastornos emocionales, impotencia sexual, mareos,
diplopía. Raramente: agranulocitosis,
hipoplasia de la serie roja y aplasia; estos efectos persistentes o
severos pueden obligar a interrumpir la administración de primidona. Se
ha observado anemia megaloblástica, que responde a la administración de
ácido fólico.
Precauciones y
advertencias.
El retiro brusco de la
primidona puede precipitar el estado epiléptico. La eficacia terapéutica
de un régimen de dosificación sólo puede ser correctamente evaluado
luego de varias semanas
de administración. No se conoce su efecto sobre el embarazo; sin
embargo, existe una asociación con un incremento en el
nacimiento de niños con
defectos con el uso de otros anticonvulsivos. Debido a que la suspensión
brusca durante el embarazo se desaconseja, para evitar convulsiones
severas o la precipitación del estado epiléptico, el médico debiera
advertir a las mujeres en edad fértil sobre los riesgos de quedar
embarazada. Si bien la mayor parte de los recién nacidos de mujeres que
recibían anticonvulsivos durante el embarazo no presentan problemas, se
ha descripto en varias ocasiones hemorragia neonatal con un defecto de
la coagulación similar al provocado por la deficiencia de vitamina K;
por ello,la mujer embarazada que recibe primidona debe ser tratada en
forma profiláctica con vitamina K1 durante el mes previo al parto y
durante éste. El
amamantamiento debe suspenderse si la mujer va a recibir tratamiento con
primidona.
Contraindicaciones.
Porfiria.
Hipersensibilidad al fenobarbital.
Fenobarbital
Acción terapéutica.
Hipnosedante,
anticonvulsivo.
Propiedades.
Barbitúrico, depresor no
selectivo del SNC, capaz de producir distintos niveles de alteración del
estado anímico. Estudios recientes han demostrado que los efectos
hipnosedantes y anticonvulsivos pueden estar relacionados con su
capacidad para potenciar o mimetizar la acción simpática inhibitoria del
ácido gammaaminobutírico (GABA). Deprime la corteza sensorial, disminuye
la actividad motora, altera la función cerebral y produce somnolencia,
sedación e hipnosis. Parece tener un efecto en el nivel del tálamo,
donde inhibe la conducción ascendente en la formación reticular,
interfiriendo así la transmisión de los impulsos hacia la corteza. Como
anticonvulsivo se piensa que actúa deprimiendo la transmisión
monosináptica y polisináptica en el SNC. Aumenta el umbral de
estimulación eléctrica de la corteza motora. Se metaboliza en el hígado
mediante el sistema de enzimas microsómicas hepáticas.
Indicaciones.
Tratamiento del insomnio,
coadyuvante de la anestesia (medicación preoperatoria), crisis
epilépticas tonicoclónicas. Profilaxis y tratamiento de las crisis
convulsivas.
Dosificación.
Adultos: anticonvulsivo:
60mg a 250mg al día en dosis única o dividida en varias tomas; sedante
hipnótico: 100mg a 320mg al acostarse. Niños: anticonvulsivo: 1mg a 6mg/kg/día;
sedante hipnótico: la dosis debe ser establecida por el médico tratante.
Preoperatorio: 1mg a 3mg/kg. Ampollas: anticonvulsivo: por vía IV 100mg
a 320mg y, si es necesario, repetir hasta una dosis de
600mg/día; hipnótico: IM
o IV 100mg a 325mg; sedante preoperatorio: IM 130mg a 200mg, 60 a 90
minutos antes de la cirugía. Niños: anticonvulsivo: IV 10mg a 20mg/kg
dosis única de carga; dosis de mantenimiento: IV 1mg a 6mg/kg/día;
preoperatorio: IM o IV 1mg a 3mg/kg.
Reacciones adversas.
En raras ocasiones puede
producir dermatitis exfoliativa como resultado de hipersensibilidad.
Puede producirse dependencia con dosis elevadas o tratamientos
prolongados. Son de incidencia frecuente: torpeza e inestabilidad,
mareos, somnolencia y, rara vez, ansiedad, nerviosismo, constipación,
cefaleas, irritabilidad, náuseas, vómitos, excitación no habitual,
hemorragias o hematomas no habituales.
Con el uso crónico o prolongado puede aparecer dolor en los
huesos, anorexia, pérdida
de peso o debilidad muscular. Los signos de toxicidad aguda son:
confusión severa, fiebre, disminución o pérdida de reflejos,
bradicardia, bradipnea, marcha inestable, debilidad severa.
Precauciones y
advertencias.
Evitar la ingestión de
alcohol o de otros depresores del SNC. Tener precaución si aparecen
mareos, sensación de mareos o somnolencia. En pacientes con disfunción
hepática o renal deben prescribirse dosis menores. No debe suspenderse
abruptamente la medicación sino en forma gradual. Atraviesa fácilmente
la placenta, las concentraciones más altas se encuentran en ella, hígado
fetal y cerebro fetal. Al excretarse en la leche materna, su uso en las
madres puede producir depresión del SNC en los lactantes. Algunos niños
pueden reaccionar al tratamiento con excitación paradójica y los
ancianos con excitación, confusión o depresión mental.
Interacciones.
Puede
disminuir los efectos del paracetamol
por aumento del metabolismo por inducción de enzimas microsómicas
hepáticas y, por el mismo mecanismo, disminuir
el efecto de corticoides, ACTH, ciclosporina, dacarbazina,
glucósidos digitálicos, levotiroxina, quinidina y antidepresivos
tricíclicos. Se evidencia el mismo efecto con
anticoagulantes derivados de la cumarina. Aumenta la excreción en
orina de ácido ascórbico. Disminución de la seguridad de anticonceptivos
orales que contengan estrógenos. El uso simultáneo de guanetidina o
diuréticos de asa puede agravar la hipotensión ortostática. El ácido
valproico puede disminuir el metabolismo de los barbitúricos con aumento
de la depresión del SNC. Disminuye la absorción cuando se emplea al
mismo tiempo que la griseofulvina. El haloperidol puede producir un
cambio en la frecuencia
de las crisis convulsivas epileptiformes. Las fenotiazinas y tioxantenos
pueden disminuir el umbral de las crisis convulsivas.Puede acelerarse el
metabolismo de la mexiletina y disminuir sus concentraciones
plasmáticas. Los inhibidores de la MAO pueden prolongar los efectos
depresores del SNC. El fenobarbital puede reducir los efectos de la
vitamina D y aumentar el metabolismo de las xantinas (teofilina,
cafeína, aminofilina).
Contraindicaciones.
Porfiria aguda, embarazo
y lactancia. Deberá evaluarse la relación riesgo-beneficio en presencia
de anemia severa, antecedentes de asma, diabetes mellitus, coma
hepático, hipercinesia, hipertiroidismo, depresión mental, disfunción
hepática o renal.
Clonazepam
Acción terapéutica.
Ansiolítico.
Propiedades.
Las benzodiazepinas
actúan como depresores del SNC, produciendo todos sus niveles de
depresión, desde una leve sedación hasta hipnosis, con dependencia de la
dosis. Se piensa que estimula los receptores de GABA (ácido
gammaaminobutírico) en el sistema reticular activador ascendente. Dado
que el GABA es inhibidor, la estimulación de los receptores aumenta la
inhibición y bloquea la excitación cortical y límbica después de
estimular la formación reticular del tallo cerebral. Se absorbe en el
tracto gastrointestinal. La eliminación del fármaco es lenta ya que los
metabolitos activos pueden permanecer en la sangre varios días e incluso
semanas, con efectos persistentes. El clonazepam es de vida media
intermedia. Su unión a las proteínas es alta, se metaboliza en el hígado
y se excreta por vía renal.
Indicaciones.
Tratamiento de crisis
mioclónicas. Ausencias de tipo epiléptico refractarias a succinimidas o
ácido valproico. Crisis convulsivas tonicoclónicas (generalmente
asociado con otro anticonvulsivo). Tratamiento del pánico.
Dosificación.
Adultos: al inicio 0,5mg
tres veces por día, y aumentar 0,5mg a 1mg cada 3 días hasta lograr el
control de las crisis convulsivas; dosis máxima: 20mg al día. Dosis
pediátricas: lactantes y niños menores de 10 años: 0,01mg a 0,03mg/kg/día
fraccionados en 2 o 3 dosis.
Reacciones adversas.
Los pacientes geriátricos
y debilitados, niños y pacientes con trastornos hepáticos son más
sensibles a las benzodiazepinas en el SNC. Pueden aparecer
mareos o sensación de
mareos, somnolencia y raramente alteraciones del comportamiento,
alucinaciones, rash cutáneo o prurito, cansancio y debilidad no
habituales, trastornos de la micción.
Precauciones y
advertencias.
Evitar el consumo de
alcohol o de otros depresores del SNC durante el tratamiento. Tener
precaución en los ancianos si se produce somnolencia, mareos, torpeza e
inestabilidad. El clonazepam atraviesa la placenta, por lo que debe
evitarse su uso durante el embarazo, sobre todo durante el primer
trimestre. Por excretarse en la leche materna se debe evaluar la
relación riesgo-beneficio antes de prescribirlo durante el período de
lactancia, ya que puede provocar sedación en el recién nacido y
posiblemente dificultades en la alimentación y pérdida de peso. En el
tratamiento a largo plazo en niños debe evaluarse la relación
riesgo-beneficio
por los posibles efectos
adversos sobre el desarrollo físico o mental, que pueden no evidenciarse
hasta después de muchos años.
Interacciones.
De utilizarse junto con
un analgésico opiáceo, reducir la dosificación de éste. El uso de
antidepresivos tricíclicos puede disminuir el umbral convulsivo, por lo
tanto deberán modificarse las dosis del clonazepam. La carbamazepina
puede aumentar su metabolismo y disminuir por tanto su concentración
sérica. La prescripción simultánea de haloperidol puede producir un
cambio en el patrón o frecuencia de las convulsiones epileptiformes.
Puede disminuir los efectos terapéuticos de la levodopa.
Contraindicaciones.
La relación
riesgo-beneficio debe evaluarse en presencia de intoxicación alcohólica
aguda, antecedentes de dependencia de drogas, glaucoma de ángulo
cerrado, disfunción hepática o renal, depresión mental severa,
hipoalbuminemia, miastenia gravis, psicosis, porfiria, enfermedad
pulmonar obstructiva crónica severa.
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