Determinantes de la presión arterial
La presión dentro de un vaso sanguíneo refleja estrictamente dos presiones
distintas: la debida a factores hemodinámicos (presión hemodinámica) y la
debida a la presión de la columna de sangre sobre su pared (presión
hidrostática). Si bien esta última es pequeña y puede despreciarse, su
influencia corrientemente se anula estandarizando la medición incruenta de
PA colocando el mango en el brazo, a la altura del corazón.
El flujo sanguíneo es pulsátil, reflejando el bombeo cardiaco. Durante
la
sístole, la presión de la sangre eyectada sube hasta alcanzar un máximo,
convencionalmente llamado presión sistólica (PS); en el diástole, la presión
desciende hasta un valor mínimo o presión diastólica (PD).
En consecuencia, la presión arterial, describe una curva, que por lo menos
tiene tres puntos: la PD (inicial/final) y la PS. Su longitud depende de la
frecuencia cardiaca. La diferencia entre PS y PD es la presión diferencial
de pulso.
La presión arterial media (PAM) representa la presión promedio durante todo
el ciclo y es aproximadamente igual a:
PAM = PD + 1/3 presión diferencial
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Las variables fisiológicas que condicionan la curva de presión arterial se
deducen de la Ley de Ohm,
Flujo =
DPA
/
Resistencia,
de donde se deduce que
DPA
= Flujo x Resistencia
DPA
= Débito
cardiaco x
Resistencia vascular periférica
¯
¯
Frecuencia cardiaca x Volumen sistólico x
Vasoconstricción + cambios en pared vascular
El gradiente de presión entre dos puntos del circuito es directamente
proporcional al flujo y a la resistencia periférica. Para esta discusión, el
flujo puede ser reemplazado por el gasto cardiaco.
Gasto o débito cardiaco
Es directamente proporcional al volumen de eyección sistólico (VES) y a la
frecuencia cardiaca (FC), o sea DC = VES x FC. El VES y La FC se regulan de
acuerdo a los requerimientos del organismo.
El VES depende del volumen de llenado diastólico (pre-carga),
de la fuerza contráctil del miocardio y de la resistencia (post-carga). La
taquicardia moderada (< 120 por min) eleva la PA. Taquicardias mayores
reducen el tiempo de llene diastólico y, por lo tanto, también disminuyen el
VES (al disminuir la precarga) y el gasto cardiaco; cuando el VES y la
frecuencia se reducen simultáneamente o uno no logra compensar la reducción
del otro (por ejemplo en
hemorragia
masiva),
el gasto cardiaco cae, y por ende también puede hacerlo la presión arterial.
Elasticidad arterial
En condiciones de elasticidad arterial normal, el volumen eyectado por el
ventrículo izquierdo distiende la aorta y se acomoda en ella. La elasticidad
de los grandes vasos arteriales les permite recibir este volumen eyectado en
el sístole y entregarlo hacia distal en el diástole. Cuando las arterias
pierden elasticidad, como ocurre con el envejecimiento, ellas no amortiguan
el volumen eyectado. Como el VES se mantiene relativamente fijo, la mayor
rigidez vascular eleva la PA sistólica. Esta hipertensión sistólica es
característica de las personas mayores. Por otra parte, aproximadamente el
85% del volumen sanguíneo circulante está en las venas; su distensibilidad
amortigua variaciones de volumen de hasta 500 ml, sin cambiar la PA.
Resistencia periférica
La resistencia periférica es la principal determinante de la presión
diastólica. El 90% de la resistencia de los vasos arteriales al paso de la
sangre ocurre en las arteriolas. La contracción tónica de su musculatura
lisa las mantiene en un estado de equilibrio entre vasoconstricción y
vasodilatación. La resistencia periférica se modifica también por
alteraciones estructurales de los vasos (arteriosclerosis) y por cambios de
la viscosidad sanguínea. Los agentes vasoconstrictores más
importantes son noradrenalina, angiotensina II, endotelina, vasopresina y
algunas prostaglandinas como PG-F2-α. En cambio, son vasodilatadores
acetilcolina, histamina, prostaciclina, prostaglandina E2, bradicinina y
atriopeptina.
Control de la presión arterial
La presión es una variable fisiológica, que se modifica dentro de ciertos
límites a lo largo del día. Se reduce durante el sueño y sube con el
ejercicio, la alimentación o la actividad sexual. Se encuentra bajo el
control de varios sistemas neurohumorales, que actúan modificando el gasto
cardíaco y la resistencia periférica.
Uno de los mejor descritos es el control ejercido por el sistema nervioso
autónomo. Este percibe los cambios de presión arterial a través de
baroreceptores ubicados en la circulación (por Ej. seno carotídeo), que se
conectan con el sistema nervioso central. Cuando la presión cae, las
descargas autonómicas provocan vasoconstricción refleja (arterial y venosa),
taquicardia y aumento de la fuerza contráctil cardiaca. Por el contrario, si
la PA aumenta, las descargas provocan bradicardia, vasodilatación e
hipotensión.
En los últimos años, se ha investigado extensamente el papel de diversas
hormonas vasoactivas, que constituyen otros sistemas integrados de control,
de gran importancia fisiológica y fisiopatológica. Estas son:
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Sistema renina-angiotensina-aldosterona, es vasoconstrictor y
estimulante de la retención renal de sodio.
-
Sistema kalikreina-cinina, vasodilatador natriurético (induce
pérdida de sodio, principal determinante de la volemia, por la orina) y
mediador en el riñón de la liberación de prostaglandinas;
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Hormonas natriuréticas, destacando entre ellas el péptido
natriurético auricular o atriopeptina.
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Vasopresina u hormona antidiurética, es un potente vasoconstrictor
de efecto breve, al que el organismo recurre para mantener la presión
arterial sólo en hipotensiones graves. Se induce su secreción en perdidas
mayores al 10 % de la volemia.
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