Prevalencia e incidencia
El
esclarecimiento del genoma
del virus de la hepatitis C en 1989 implicó que se adquiriera
conciencia de que este virus es un grave problema de salud en todo el
mundo, además de saberse que la infección por el virus de la hepatitis
C (VHC) es una de las causa más frecuentes de hepatopatía crónica. El
40% de las personas ignoran su estado
y se calcula que en la Argentina hay alrededor de 600.000 casos.
En cuanto a los dadores de sangre voluntarios sanos, por cada 100 hay
uno que padece la enfermedad y no lo sabe.
Si
bien no hay datos precisos el mal se desarrolla con más frecuencia en
Capital Federal y el Conurbano Bonaerense.
En
los Estados Unidos el 1 % de la población es portadora del VHC un
estimado de 2,7 millones de personas, mientras que en todo el mundo hay
cerca de 170 millones de personas portadoras del VHC, según la OMS.
De
no abaratarse la medicación, para el año 2008 la tasa de incidencia de
la enfermedad aumentará en un 500%. El tratamiento hoy cuesta entre $ 2.000
a
$ 4.000, por mes.
El
virus de la hepatitis C (un RNA virus) posee muy poco en común con los
virus de las hepatitis A y B, mejor conocidos. Es un miembro de la
familia Flaviviridae, que comprende virus como los de la fiebre amarilla
y el dengue. La partícula viral consta de una cubierta derivada de
las membranas del huésped, en la cual se insertan las glucoproteinas E1
y E2 codificadas por el virus, que rodea a la nucleocápside, y un
genoma ARN monocatenario de sentido positivo y una longitud aproximada
de 9.500 nucleótidos.
El
virus de la hepatitis C se ha clasificado en 6 genotipos importantes
basados en los análisis filogenéticos. Los 6 genotipos principales se
designan por números:
1,2,3,4,5
y 6. Todavía no se pudo cultivar en el laboratorio.
Formas de transmisión
El
40% de las causas de contagio se desconoce. La hepatitis C se transmite
por vía parenteral. Antes de 1992 cuando aún no se usaban las
pruebas de detección en donantes de sangre y otros exámenes la
transfusión de sangre o productos derivados del plasma se acompañaba
de un Importante riesgo de transmisión de la hepatitis C. Otros
factores de riesgo de potenciales contagios son: El uso de cocaina
intranasal, los tatuajes, los piercing corporales, los pinchazos
accidentales con agujas, y el compartir utensilios del hogar como corta
uñas, hojas de afeitar y cepillos de dientes.
También
ha habido descripciones de casos de transmisión de hepatitis C entre
pacientes sometidos a colonóscopia con un colonoscopio inadecuadamente
desinfectado; entre dos miembros de una familia que emprendieron una
pelea a puñetazos en la que corrió sangre; luego de usar filtros
hemodialisadores en varios pacientes y durante cirugías cardiotorácicas.
Los
pinchazos accidentales con agujas que sufren los trabajadores sanitarios
pueden transmitir el virus. La frecuencia de esta vía de contagio es
inferior a la observada con la hepatitis B, pero superior a la del
VIH. Después de un pinchazo, la gammaglobulina o la globulina inmune
contra hepatitis B carecen de valor en la prevención de la infección
por hepatitis C. La expectación vigilante es una estrategia importante
para determinar si se va a desarrollar o no la enfermedad. Si es
posible, resulta adecuado revisar la carga viral de hepatitis C en el
paciente, con el fin de evaluar el riesgo de transmisión. El peligro de
contagio de hepatitis C es despreciable cuando el paciente carece de
ARN de hepatitis C detectable. Sin embargo, si no se dispone del
paciente de origen para realizarle las pruebas o la prueba de ARN de
VHC es positiva en él, el receptor del pinchazo debe ser sometido periódicamente
a pruebas de VHC, además de recibir tratamiento si resulta positivo
para ARN de VHC.
La
transmisión sexual de la hepatitis C sigue siendo objeto de
controversia
y probablemente supone menos del 5% de los casos. Los factores dé riesgo son
la promiscuidad sexual, las relaciones con prostitutas, el intercambio
sexual rectal y las relaciones sexuales traumáticas. Estudios en
parejas casadas indicaron un riesgo mayor de transmisión al cónyuge a
medida que se prolonga la duración del matrimonio. Se ignora si este
riesgo es secundario a transmisión sexual y falta determinar el papel
potencial de compartir los enseres del hogar, las hojas de afeitar y
los cepillos de dientes.
La transmisión perinatal de la hepatitis C se produce
aproximadamente en el 3% al 5% de los lactantes nacidos de madres
infectadas por VHC. Esta vía de contagio se asocia a dos factores de
riesgo independientes: elevada carga viral en el momento del parto y
tener una madre VIH positiva.
Investigadores
italianos describieron recientemente una disminución del riesgo de
transmisión perinatal de hepatitis C en el parto por cesárea comparado
con el vaginal. El riesgo de transmisión perinatal de la hepatitis C
en una mujer VIH positiva se estima en el 15% al 35%. Los niños nacidos
de madres infectadas por hepatitis C pueden tener inicialmente
anticuerpos positivos contra hepatitis por transferencia pasiva a través
de la placenta. Este anticuerpo puede estar presente durante todo el
primer año de vida, para luego desaparecer. Por lo tanto, para
determinar si existe infección por hepatitis C en el recién nacido, es
necesario demostrar la Positividad del ARN de VHC en el suero. La
lactancia natural por madres con hepatitis C parece segura, y no se
han descrito casos de transmisión del virus a los recién nacidos.
Otros Factores
Otros
grupos de
alto riesgo
de infección
por hepatitis C comprenden
las personas que recibieron concentrados de factores de coagulación
antes de 1987, personas sometidas a hemodiálisis, hemofílicos y
pacientes receptores de trasplante de órgano sólido o de médula ósea
antes de 1992. La contaminación de las membranas de ultrafiltración
puede explicar la elevada tasa de infección por hepatitis C observada
en las unidades de diálisis.
Evolución Natural de la Hepatitis C
La historia natural precisa de la hepatitis C sigue siendo
desconocida debido a la falta de datos prospectivos, la imposibilidad de
determinar el momento de inicio de la enfermedad y a las influencias
variables de los numerosos cofactores que conducen a su progresión. Lo
que sí se determinó es que un subgrupo de pacientes con hepatitis C
progresará a la cirrosis y a las complicaciones que la acompañan.
El sello de la infección por hepatitis C es la cronicidad:
entre el 15% y el 30% de los pacientes expuestos a VHC se recuperan
espontáneamente, mientras que del 70% a 85% restante desarrollan
infección crónica. La mayoría de los pacientes con infección crónica
por hepatitis C parecen tener una enfermedad histológicamente leve a
moderada. Aunque en la hepatitis C es rara la infección fulminante, se
han descrito casos.
Varios estudios trataron de determinar la velocidad de
progresión histológica en la enfermedad adquirida por transfusión.
Tong y colaboradores encontraron un intervalo medio de 20 años desde
el momento de la infección hasta el desarrollo de la cirrosis, y un
intervalo medio de 28,3 años desde el momento del diagnóstico y el
desarrollo del carcinoma hepatocelular. (CHC)
Varios factores parecen influir sobre la velocidad de
progresión de la hepatitis C a cirrosis. Estos factores comprenden el
consumo de alcohol, la edad en el momento de la exposición, el sexo,
y la coinfección con hepatitis B o con VIH.
La ingestión de alcohol y la infección crónica por
hepatitis C actúan de forma sinérgica, acelerando la progresión de la
hepatopatía. Si el consumo mantenido de alcohol es superior a 40
gramos día existe un aumento del riesgo de cirrosis y de hepatopatía
descompensada. Otros efectos del empleo concomitante de alcohol en el
contexto de la hepatitis C son los niveles más elevados de
transaminasas, cargas de virus de hepatitis C mayores de número de
cuasiespecies de hepatitis C. Los valores negativos se reducen si se
abandona el hábito de consumir alcohol. A partir de los cuarenta años
de edad, la progresión se acelera tal vez por fallas del sistema
inmunológico.
Por otra parte, la coinfección de hepatitis C y VIH parece
llevar a una progresión rápida de la hepatopatía. La evolución
hacia la cirrosis o la falla hepática puede ocurrir entre 10 y 15 años
más tarde del momento de infección con el VHC. La velocidad de esta
progresión duplica aproximadamente a la que ocurre con la infección
por hepatitis C aislada. En la actualidad, la hepatitis C y la hepatopatía
relacionada con ella son la primera causa de muerte no asociada a Sida
en pacientes con VIH.
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